Senado advierte contra desperdicios de planta de carbón del sur

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Las advertencias de las comunidades vecinas a la empresa Applied Energy Systems (AES) en el sur sobre la amenaza a su salud y al ambiente de las cenizas que produce la planta generatriz fueron confirmadas en un informe del Senado que exhorta a detener el uso de los desperdicios del carbón y compara su peligrosidad al asbesto.

Las más de 1,000 toneladas de desperdicios producto de la quema del carbón para generar energía son utilizados, entre otras cosas, en el producto conocido como Agremax que se usa como relleno en obras de construcción y pavimentación de carreteras en la Isla.

La contundente recomendación está contenida en un informe de la Comisión senatorial de Recursos Naturales y Ambientales que rechaza la aprobación de la Resolución Concurrente de la Cámara 877 que recomendaba que la Junta de Calidad Ambiental (JCA) adoptara un reglamento sobre la utilización de los productos derivados de la combustión de carbón. Los derivados son utilizados en proyectos de infraestructura.

“…aprobar la R.C. de la C. 877 significaría legitimar unos usos que creemos que deben ser evaluados mucho más profundamente, a la luz de lo planteado. Más aún, consideramos que hasta que lleven a cabo los estudios que nos permitan entender mejor el comportamiento potencial de este material bajo distintas condiciones ambientales (físico-químicas), creemos prudente que tales usos deben ser suspendidos”, dice el informe de 26 páginas firmado por la senadora Luz M. Santiago González, presidenta de la Comisión senatorial de Recursos Naturales y Ambientales.

La Comisión recomendó que se descontinúe la disposición de sobre 1,000 toneladas de cenizas diariamente como si se tratara de basura ordinaria, hasta que se analice con mayor profundidad los efectos de esta práctica.

El informe califica de eufemismo la utilización del término “productos derivados de la combustión de carbón” y explica que la aprobación de la medida hubiera validado una práctica actual bajo la premisa de que se está realizando adecuadamente, sin evidencia científica que así lo demuestre.

“Concluimos que esta Comisión, ni la Asamblea Legislativa en su conjunto, poseen el peritaje científico para determinar que el depositar rutinariamente centenares de miles de toneladas de Agremax en los más diversos escenarios, es ambiental y sanitariamente correcto”, lee la conclusión del informe.

El informe compara el peligro potencial del Agremax con el asbesto, que entre 1960 y 1970 se consideró equivocadamente inofensivo y hoy se conocen sus graves consecuencias en la salud, incluyendo la posibilidad de cáncer.

La AES informó a la Comisión durante las audiencias públicas que también ha depositado cenizas en Caguas, Coamo, Dorado, Juncos, Mayaguez, Ponce, Salinas, San Juan, Santa Isabel y Toa Alta.

La Resolución rechazada ordenaba a la JCA redactar un reglamento en colaboración con la Junta de Planificación, el Departamento de Transportación y Obras Públicas, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, el Departamento de Agricultura y “cualquier otra agencia pertinente”.

La AES, cuya matriz está n Arlington, Virginia, comenzó operaciones hace 10 años en Guayama con la utilización de combustión de carbón mineral para evaporar agua y, con el vapor generado, mover una turbina que produce energía eléctrica.

AES consume unas 250 toneladas de carbón por hora para generar cerca de 454 megavatios de electricidad cada 60 minutos. La AES es la única planta generatriz de electricidad en la Isla mediante la combustión de carbón. Tiene un contrato con la Autoridad de Energía Eléctrica por 25 años para generar un 12% de la demanda de energía.

Según el informe senatorial “… en cada ciclo diario de producción, esta planta genera entre cuatrocientas (400) a mil seiscientas (1,600) toneladas de cenizas, dependiendo de la cantidad de electricidad que genere cada día”.

Establece, además, que “… por cada 622 libras de carbón que queman, quedan al final 100 libras de residuos, o cenizas mezcladas con cal”.

Una nota al calce en el informe menciona que la descomposición del carbón mineral genera –principalmente- carbono, hidrógeno, nitrógeno y azufre y -en menor cuantía- cadmio, cromo, plomo, mercurio, selenio, bario, arsénico, hierro, sílice y otros elementos, incluyendo algunos radiactivos.

El informe cita una carta de la administradora regional de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA), Judith A. Einck al presidente de la JCA, Pedro Nieves Miranda, en la que advierte su intención de investigar el potencial daño a la salud humana y al medioambiente por el posible depósito ilegal de Agremax, con el aval de la JCA, y le urge una mayor fiscalización atemperada a las reglas de la EPA.

En la carta con fecha de octubre pasado Einck advirtió que muchos de los lugares de depósitos de Agremax “aparentan haber sido abandonados, y que a pesar de la presencia de letreros que anuncian la otorgación de permisos, los proyectos no han comenzado y no se pudo observar la presencia de construcción alguna ni equipo o maquinaria pesada para estas obras, mientras que en varios de los lugares, la maleza ha crecido y aparentan haber sido usados meramente para depositar ilegalmente este material”.

“Le apercibimos que la EPA tiene la intención de investigar el potencial de daño a la salud humana y al ambiente resultado de la colocación de Agremax en el sureste de Puerto Rico, y de ser necesario, evaluará la posibilidad de aplicar la Sección 7003 de la Ley de Conservación y Recuperación de Recursos”, concluye la comunicación.

La referida sección permite a la EPA imponer multas para recuperar los gastos para mitigar riesgos de salud y ambientales ocasionados por algún ciudadano, empresa o gobierno por la disposición indebida de desperdicios sólidos, tóxicos o no.

El informe menciona que la AES proporcionó información incompleta a la Comisión sobre las cantidades de cenizas procesadas Agremax depositadas en la Isla y el desglose anual aparenta contener inconsistencias. Por ejemplo, la AES informó que sólo depositó 6,520 toneladas en el 2004 y 592,958 toneladas en el 2007, mientras que no reportó depósitos para el 2010. Sin embargo, informó haber depositado 1,021,010 toneladas en Guayama, 609,608 toneladas en Salinas y 235,635 en Arroyo, siendo estos los municipios que recibieron la mayor cantidad de cenizas en la Isla.

La AES informó a la Comisión durante una de las cinco audiencias públicas en que se evaluó la resolución que también ha depositado las cenizas en Caguas, Coamo, Dorado, Juncos, Mayaguez, Ponce, Salinas, San Juan, Santa Isabel y Toa Alta.

Einck advierte que las cenizas que contienen minerales contaminantes fueron depositadas en áreas residenciales y cerca de humedales y cuerpos de agua superficial en cantidades que exceden la definición de un “uso beneficioso” que inicialmente la agencia le otorgó a dichos residuos, y la EPA está en el proceso de revisar, supera por mucho el volumen de corteza terrestre que se alega sustituiría en obras de ingeniería y puede compararse con el depósito ilegal de desperdicios sólidos en muchos de los lugares inspeccionados.

El informe destaca que en Estados Unidos, donde están las mayores reservas de carbón del mundo, la mayoría de la electricidad es generada por este combustible fósil. En EEUU se producen 138 millones de toneladas de cenizas diariamente.

“A pesar de que el carbón, por su estado físico, es el combustible fósil que más contaminantes contribuye a la atmósfera y el principal responsable en los Estados Unidos por la generación de gases invernadero, el hecho de que sea el combustible más abundante le ha merecido una defensa férrea por parte del Gobierno, la industria de producción de electricidad y la de la minería de carbón”, indica el informe.

“Estas industrias, en conjunto con las agencias de Gobierno, han desarrollado todo un lenguaje para tornar un tanto menos ofensivo el manejo y disposición de las cenizas”, agrega el informe. “… ahora, en lugar de cenizas, se les llama residuos de la combustión del carbón. También, en lugar de referirse al manejo de las cenizas como la disposición de desperdicios, se refieren a esto como ‘búsqueda de usos beneficiosos para los residuos de la combustión del carbón”.

El informe establece que, aunque nadie presentó evidencia científica de que estas cenizas representen un riesgo para la salud humana o el ambiente, nadie presentó prueba convincente de que tampoco lo representen.

Para ver el informe completo pulse aquí.


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