The Center for Public Integrity publicó la semana pasada el artículo en profundidad ‘Samsung is to blame’ for cancers en donde revela cientos de casos de empleados y ex empleados de las instalaciones en Corea del Sur que han sufrido de enfermedades crónicas, incluyendo cáncer, por causas relacionadas a los químicos con los que laboran.
Hasta el momento, 70 personas han muerto. Esta acusación es similar a la que hicieran hace dos décadas empleados estadounidenses de SamSung. En el caso coreano, luego de varias batallas legales, la compañía estableció en agosto un fondo de $85.8 millones para ayudar a empleados afectados y sus familias. No sin antes declarar que el fondo se establecía independientemente de la correlación que exista o no entre enfermedades y los lugares de trabajo.
Agravando la situación hay dos asuntos. Primero está el hecho de que la mayoría de los químicos utilizados para confeccionar dispositivos electrónicos no han sido sometidos a pruebas de toxicidad en humanos, según la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts y la Escuela de Salud Pública de Harvard. O sea, que ni los trabajadores ni los médicos pueden nombrar con exactitud las causas de las anomalías físicas y biológicas.
Segundo quedan las condiciones laborales de estos empleados que quedan desprovistos al trabajar dentro de países donde los reglamentos y protecciones en el trabajo no van a la par con medidas de seguridad y salubridad que garanticen su salud.
Para la leer la historia completa, pulsa aquí.