Háblame de tus fuentes: una guía de lecciones para periodistas de investigación

La autora del libro, Luisa García Tellez, discute la relación con las fuentes humanas a la luz de una veintena de entrevistas de profundidad a destacados reporteros de Iberoamérica.

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Foto vía Visualhunt

Eres periodista. La persona que recién entrevistaste te obsequia cuatro cajas de frutas. ¿Aceptas el regalo?

La reportera investigativa especializada en temas económicos y profesora de periodismo en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Luisa García Tellez, respondió a dudas como esta que a diario enfrentan los periodistas en el quehacer periodístico con el libro: Háblame de tus fuentes: Aprendizajes de veinte reporteros de investigación iberoamericanos.

Se trata de un compendio de las experiencias de 20 reconocidos reporteros investigativos de siete países: Argentina, Chile, Colombia, España, México, Perú y Venezuela. García Tellez expone en el texto cómo manejar relaciones con las fuentes periodísticas, generar lazos de confianza, la relación entre el editor y el reportero, pero también aborda aspectos prácticos como la importancia del lugar de la entrevista, la práctica del pago por la información, entre otros retos del periodista. La autora se licenció como periodista en la Pontificia Universidad Católica de Perú y obtuvo su bachiller en literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Entrevistó a profundidad a reporteros de la talla de Alejandra Xanic, Daniel Lizárraga, Daniel Santoro, Emilia Díaz-Struck, Gerardo Reyes, Gustavo Gorriti, Gustavo Villarubia, Ignacio Gómez, Hugo Alconada, Javier Darío Restrepo, Marcela Turati y Milagros Salazar, entre otros, cuyos temas de investigación incluyen el crimen organizado, la corrupción estatal y corporativa, el narcotráfico, la minería, el tráfico de armas y los feminicidios.

Recorrido por el libro

Háblame de tus fuentes representa una herramienta para todo periodista investigativo tanto en formación como experimentado que desea conducirse en una investigación con mayores aciertos. El libro trata como tema principal la relación con las personas como fuentes que se involucran en las historias periodísticas.

La mayoría de las dudas de los estudiantes de periodismo eran sobre el manejo de las fuentes, contó la escritora en entrevista con el Centro de Periodismo Investigativo (CPI). A esto se suma, que el periodista de investigación actúa a menudo de forma independiente, por lo que las dudas pueden asaltar al periodista, estando solo.  

Por lo tanto, el texto sirve de guía en la toma de decisiones relacionadas a las fuentes.

“Aquí no hay instrucciones sobre cómo proceder, sino una vía para aligerar el peso de las dudas y forjar criterios”, agregó García Tellez.

El proceso de la elaboración del libro tomó unos cinco años, y catorce de las entrevistas ocurrieron vía Skype, mientras que seis de ellas, presencialmente, dijo la autora al CPI. Se divide en tres capítulos: Las dudas no son malas, Relatos que combaten las dudas y Tu editor, tu principal escucha.

Algunas lecciones destacables en el primer capítulo

La relación entre el periodista y la fuente se basa en la confianza, destaca la autora.

A su vez, la búsqueda de justicia sirve para dirigir el periodismo. El proceso de la obtención de la información debe ser justo para que el resultado de la investigación sea éticamente válido, puntualizó Edmundo Cruz, uno de los periodistas en el caso de La Cantuta (1993), donde se encontraron los cuerpos de nueve alumnos y un profesor asesinados por el ejército peruano. Los principios de independencia, la verdad y la búsqueda de la realidad, así como la privacidad de las fuentes, conforman los pilares en la investigación, según él.

“Cualquier relación entre un periodista y la fuente debe de estar fuera de condicionamientos”, añadió el periodista peruano.

Una manera de saber si fuimos justos es determinar si seríamos capaces de volver a la fuente luego de la publicación, sugiere García Tellez en el primer capítulo.

En fin, la ética y la técnica en el periodismo conviven “como el zumbido y el moscardón”, afirmó Javier Darío Restrepo, Premio Latinoamericano a la Ética Periodística por el Centro Latinoamericano de Periodismo.

Más adelante, el libro viaja por los tipos de fuentes humanas. Se distinguen las fuentes ocasionales, colaterales, interesadas, procuradas y resistentes, de acuerdo a Gustavo Villarrubia, reportero central del programa de investigación periodística Misión Encubierta. Una fuente ocasional es aquella que presencia un evento casualmente, como un transeúnte que observó un accidente de tránsito. La fuente colateral sería el amigo de la víctima del accidente. La fuente interesada ofrece voluntariamente una versión de los hechos o asume una postura, incluso sin ser un testigo presencial u ocular. Las fuentes procuradas aparecen como testimonios; sin embargo, dentro de esta categoría, las fuentes “resistentes”, se niegan a testificar en un principio, algunas veces por temor.

Otra lección es que a medida que el periodista investiga, se especializa en un tema y las fuentes “van creciendo junto contigo”, aportó por su parte uno de los periodistas de El señor de los hoteles, Hugo Alconada.

Lecciones que atrapan del segundo capítulo

Aquí se resalta la generación de confianza y empatía con las fuentes. El reportaje Buhoneros globales comercian sobre el coltán venezolano representa uno de los ejemplos. El hecho de que el reportaje fuera elaborado por dos periodistas, Emilia Díaz-Struck y Joseph Poliszuk, aumentó las posibilidades de empatía entre las fuentes.

No obstante, en el caso de que un periodista detecte que la fuente miente, vale la pena comunicarle a ésta que se espera que no mienta y cuáles son las consecuencias que podría enfrentar, refirió Alconada. “Si yo detecto que usted me está mintiendo, yo le garantizo que le voy a partir el pescuezo en el diario”. Con lo cual el diálogo es: “Yo no bromeo, espero que usted no bromee conmigo”, ejemplificó Alconada.

Advertir a la fuente el día de la publicación y el contenido visual y textual es recomendable, contribuyó, por su parte, Alejandra Xanic, periodista que buscó un documento por más de seis meses entre montañas de papeles. Su historia sobre el caso Walmart, junto con el periodista David Barstow, ganó un premio Pulitzer de periodismo investigativo en 2013.

Acerca del lugar de la entrevista, los periodistas coincidieron en que se debe procurar un lugar discreto. Ignacio Gómez, el periodista colombiano que suele estar acompañado de dos guardaespaldas, optaría por “la mala cafetería en un buen centro comercial”. La mala cafetería en un buen centro comercial es el lugar menos visitado en una ubicación de fácil acceso.

Al igual que en los negocios, los periodistas recomendaron distinguir las fuentes de los amigos. La sugerencia puntual es que los amigos y las fuentes del periodista sean grupos de personas mutuamente excluyentes.

¿Es válido el pago por la información? Unánimemente los investigadores iberoamericanos se pronunciaron en contra de pagar por información. Esto representa “un obstáculo voluntario a consciencia”, opinó García Tellez. La autora explicó al CPI que pagar dinero a una fuente a cambio de que ofrezca información complica aún más el trabajo del periodista, ya que la fuente pudiera estar más interesada en satisfacer intereses propios distintos a la búsqueda de la verdad.  

En el caso de que el periodista pagó por información y era falsa, el periodista habría sido no solo engañado por la fuente, sino también, estafado, sentenció Gustavo Gorriti, quien dirige la Red Latinoamericana de Periodismo de Investigación Estructurado en Perú.

En conclusión, la verificación de la información resulta un paso que no se puede omitir.

Capítulo tres

Un editor debe ser como un maestro, que enseña y aprende al mismo tiempo, compartió Restrepo en la entrevista con García Tellez, que figura en el capítulo tres.

“Recuerdo varios textos que hablan mucho de cuál debe ser la relación del editor con el periodista, y tal vez la imagen más frecuente tiene que ser la de un maestro que sabe que tiene que estar enseñando, compartiendo su propia experiencia, haciéndole caer en la cuenta al periodista de sus errores, estimulándolo cuando tiene aciertos. Y todo eso se tiene que hacer con un gran afecto, el afecto de un maestro por su alumno”, narró Restrepo.

Para los editores Jorge Cardona Alzate y Daniel Lizárraga la experiencia de ser educadores facilitó su labor como editores.

Comprender las fortalezas y debilidades de cada periodista a cargo, estimular el intercambio de impresiones y promover la confianza tal como lo debe hacer un maestro, ayudó a Cardona Alzate, editor general del periódico El Espectador de Colombia.

Conocer cómo un periodista llegó a una historia y cómo la trabajó es una forma de aprender diariamente, compartió por su parte Lizárraga, uno de los autores del reportaje La Casa Blanca de Peña Nieto, que puso al descubierto que una propiedad con valor de $7 millones de la familia del presidente de México Peña Nieto, que había sido comprada a la empresa Grupo Higa, responsable de obras públicas durante el término del gobernante.

Aprovechar las habilidades de cada reportero en un equipo de investigación es otra recomendación para los editores, según la entrevista a Cardona Alzate. “Al buen reportero, el que uno nota que es ‘metelón’, que es espontáneo, que sabe, pues hay que mandarlo a la calle; y hay otros que no son tan reporteros, pero sí son muy buenos contextualizando”, ofreció como ejemplo Cardona Alzate, quien por un lado de su libreta escribe notas para sus clases y por el otro, apuntes periodísticos.

García Tellez concluye en el libro que el trato justo a las fuentes, actuar de acuerdo a las circunstancias de cada caso y no de manera uniforme, adelantan camino a una investigación periodística redonda.

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