El periodista Luis Joel Méndez González

A propósito de la Semana del acceso a la información, hablemos del DRNA

Hace 10 meses comencé a entrevistar a residentes, activistas y líderes comunitarios de vecindarios costeros para conocer las consecuencias de la crisis climática en sus playas, especialmente por la erosión costera. Durante esas conversaciones, las personas denunciaban la compra de terrenos costeros, como ocurrió en el barrio Joyuda en Cabo Rojo y el desarrollo de proyectos residenciales de lujo en el barrio Bajuras, en Isabela. 

Ese es el caso también del sector Quique Bravo, una pequeña comunidad en Isabela donde los beneficiarios inversionistas de la Ley 60, Daniel Grunberg y Tyson Carter, pretenden construir viviendas de lujo en una zona parcialmente inundable. Esta situación se repite en otros municipios costeros de Puerto Rico. En Vega Baja,   Mason Edward Gorda y Dennis Keith Bostick – también beneficiarios de la exención contributiva para inversionistas extranjeros – compraron terrenos ecológicamente sensitivos en playa Sarapá. En Arecibo, donde la familia Abreu Valentín ocupó estructuras abandonadas en la Zona Marítimo Terrestre de la comunidad Islote para expandir sus negocios de alquileres a corto plazo.

Guánica Bay

Local, Federal Governments Remain Mum About Substance Posing Carcinogenic Threat in the Guánica Bay

Even though the EPA recognized the risk posed by the consumption of fish from the bay after a  Center for Investigative Journalism’s investigation, neither the municipality nor federal or local agencies have taken measures to prevent recreational fishing and warn  the public about the risks of consuming species from this body of water.