En octubre de 2005 una chispa detonó una explosión en la planta procesadora de jugos Tropicana en Bradenton, Florida. Las llamas se tragaron al mecánico Rob Hackley y quemaron a un compañero de trabajo que trató de auxiliarlo. Hackley se agarró a la vida durante semanas, sometiéndose a múltiples cirugías para tratar quemaduras de segundo y tercer grado que cubrían dos terceras partes de su cuerpo. De algún modo, sobrevivió.
La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, principal agencia federal encargada de supervisar los talleres de trabajo en Estados Unidos, concluyó que el incendio pudo haberse evitado si Tropicana hubiera seguido unos requisitos básicos de seguridad. La compañía debió evaluar los riesgos, proveerles a los trabajadores herramientas que no produjeran chispas, monitorear la acumulación de vapores inflamables y ventilar el área.
Cerca de allí, los inspectores descubrieron otro problema. Los trabajadores se arriesgaban a una caída peligrosa mientras cumplían algunas tareas; la compañía no había querido pagar por un equipo que hubiera reducido los riesgos.
Los inspectores no tuvieron pelos en la lengua al redactar los informes oficiales. Encontraron instancias en que “le dijeron a los empleados ‘tiren la seguridad por la ventana’ y hagan el trabajo”. Los gerentes de la compañía habían demostrado “un desdén deliberado, voluntario e intencional hacia la seguridad de los empleados”. Los inspectores contabilizaron una docena de violaciones, incluyendo dos de las más serias que la OSHA puede alegar.
Sin embargo, por más de una década el gobierno federal había considerado la planta de Tropicana un “taller de trabajo modelo”, y todavía lo considera así. La planta es una de más de 2,400 a lo largo del país que ha entrado a los Programas de Protección Voluntaria de la OSHA, conocido como VPP, un club cuyos beneficios de membresía incluyen una exención de las inspecciones regulares de la agencia. Los sitios participantes son desde plantas químicas y refinerías hasta astilleros y aserraderos.
La explosión en Bradenton no es el único caso de daño prevenible causado a empleados en una de los ejemplares de seguridad de la OSHA. Más de 80 empleados han muerto en estos sitios desde el 2000 y los investigadores han encontrado serias violaciones de seguridad en por lo menos 47 casos, según demuestran expedientes examinados por el programa iWatch News del Centro para la Integridad Pública.
Trabajadores en plantas que son proclamadas como las más seguras en la nación han muerto en explosiones, descargas químicas y accidentes de grúas que eran prevenibles. Han sido halados por máquinas o asfixiados. Los investigadores, llamados debido a muertes, han descubierto problemas de seguridad subyacentes: no seguir prácticas de seguridad reconocidas, inspecciones y adiestramientos inadecuados, ausencia de equipo protector apropiado, maquinaria sin protección, manejo impropio de químicos tóxicos.
No obstante, estas compañías en raras ocasiones han enfrentado fuertes multas o expulsión del programa. In casos de muerte en el que la OSHA encontró por lo menos una violación, las compañías VPP en última instancia pagaron un promedio de unos $8,000 en multas. Y porlo menos 65 por ciento de los sitios donde empleados han muerto desde el 2000 siguen como parte de VPP hoy en día.
Aunque Tropicana, una unidad de PepsiCo, pagó $164,250 en multas a raíz de la explosión en Bradenton, la planta sigue en el programa. Dieciséis meses después del incendio, la OSHA formalmente aprobó nuevamente la planta como un lugar “Estrella”, el nivel más alto en el club de compañías que se comprometen a exceder los estándares de la OSHA.
Tropicana dijo que ha corregido los problemas que fueron identificados después de la explosión y que es una de las compañías más seguras en la industria. El Departamento del Trabajo, que supervisa la OSHA, dijo en una declaración escrita, que los problemas se encontraron solo en un área de la planta, y que Tropicana tomó “acción agresiva” para corregirlos.
Los partidarios del programa señalan que accidentes fatales pueden ocurrir a pesar de los esfuerzos de las compañías mejor intencionadas; aun los sitios VPP no pueden ser perfectas. Pero exoficiales de OSHA entrevistados por iWatch News dijeron que una muerte en un taller VPP debe levantar serias preocupaciones, especialmente cuando es acompañada de violaciones de seguridad subyacentes.
Un accidente fatal es “el máximo fracaso en un lugar VPP”, dijo David Martin, quien se fue de la OSHA este año luego de una larga carrera como inspector, director de área auxiliar y especialista en asistencia de conformidad en Pensilvania. “El concepto fundamental del programa es evitar fatalidades y lesiones”.
David DiTommaso, quien se fue de la OSHA en el 2005 después de 25 años como director de área en Montana, dijo: “Si tú tienes una violación de la OSHA y alguien muere como resultado de la misma, no me puedo imaginar cómo esa compañía puede mantenerse en el programa”.
El actual oficial de segundo mando en la OSHA, Jordan Barab, le dijo a iWatch News que una muerte que lleve al descubrimiento de serias violaciones “ciertamente es un fuerte indicador de que tienes un serio problema”. Pero en conjunto, VPP es “muy útil como modelo para todos los patronos de lo que se puede lograr”, dijo.
Davis Layne, un ex alto funcionario de la OSHA que ahora encabeza un grupo de apoyo para compañías en VPP, dijo que los sitios que han experimentado problemas son la excepción, no la regla. “¿Es un programa perfecto? De ninguna manera”, dijo Layne. “Pero tampoco lo es la aplicación [de los estándares de la OSHA]”. Dijo que el grupo, la Asociación de Participantes en Programas de Protección Voluntaria, no mantiene un récord de las fatalidades en sitios VPP; al preguntársele si 80 muertes durante una década era un número aceptable, dijo que no lo sabía.
VPP ejemplificó la filosofía de la administración de Ronald Reagan, que comenzó el programa en el 1982, y de la administración de George W. Bush, que lo expandió dramáticamente. La idea era que la cooperación entre los reguladores y la industria podía lograr mejores resultados a un costo menor que con la aplicación obligatoria de los estándares solamente. “El rol primordial de la OSHA no es vigilar, castigar o penalizar”, afirmó Thorne Auchter, el jefe de la agencia en el 1982. “Podemos ayudar mejor a los patronos adoptando una postura más amable, de apoyo, dirigida a atender las necesidades de seguridad y salud”.
Otras agencias también han adoptado alternativas voluntarias a la aplicación obligatoria de estándares. El Departamento de Energía tiene un VPP, y la industria minera quiere una. A penas un año después del desastre en la mina de carbón Upper Big Branch de Massey, un ejecutivo de la industria del carbón declaró que “para mejorar la realización de la seguridad necesitamos movernos más allá del modelo fundamentado estrictamente en la aplicación obligatoria de estándares”. ¿Su recomendación? un programa minero usando como patrón el VPP de la OSHA. La Agencia para la Protección del Ambiente premió a las compañías que tomaron pasos para beneficiar el ambiente reduciendo las posibilidades de una inspección, hasta que el inspector general de la EPA criticó el programa y una serie de investigaciones periodísticas lo tildó de ser una “farsa”. La EPA canceló el programa en el 2009.
No obstante, el programa de la OSHA ha abarcado varias administraciones y continúa gozando de apoyo hoy en día. A pesar de las advertencias de auditores gubernamentales sobre los riesgos de expandir demasiado rápido, su crecimiento ha sido exponencial, aumentando la preocupación de que los patronos solo hacen un aguaje y no protegen genuinamente la los trabajadores. Entre el 2000 y el 2008, el número de sitios ha triplicado.
“Cuando comenzó, pensamos que era una buena idea”, dijo Mike Wright, director de las áreas de salud, seguridad y el ambiente del sindicato United Steelworkers. Pero, “el programa se descontroló. Empezaron a medir el programa por el número de sitios en vez de por su calidad. Muchas de las compañías que entraron al programa no lo merecían”.
Cuando la Administración Obama buscó frenar los gastos en el programa el año pasado, la asociación de participantes y partidarios en el Congreso se resistieron y la administración cedió. Miembros de ambos partidos en el Congreso presionan para hacer permanente al VPP y asegurar su financiamiento gubernamental. En este momento, ninguna ley requiereque la OSHA mantenga el programa activo.
Los partidarios argumentan que el programa extiende el alcance de la reglamentación de seguridad en el taller en un momento en que no se puede esperar que los inspectores puedan mantenerse al tanto de las condiciones que enfrentan todos los trabajadores estadounidenses. La OSHA tiene un número limitado de inspectores. Un estimado hecho por la AFL-CIO es que se necesitaría 129 años para que los inspectores visiten cada taller de trabajo en Estados Unidos.
Por cierto, hay historias de éxito: bajas en las tasas de lesiones, reducciones en los costos de compensaciones para los empleados, lecciones de seguridad aprendidas y difundidas. Algunos participantes en el programa orientan a sus pares y ayuda a la OSHA compartiendo información y proveyendo expertos para evaluar otros sitios.
Cinco de las seis instalaciones procesadoras de Butterball en tres estados, por ejemplo, están en VPP. Desde que se unieron al programa, las plantas han visto reducciones significativas en las tasas de lesiones y enfermedades y en los costos de compensaciones a trabajadores, dijo Brian Rodgers, director corporativo de seguridad y manejo de riesgos de la compañía. “Al comprometernos con ello, creemos que nos elevamos a ser el mejor de los mejores”.
Otro beneficio clave de la participación es que los empleados se involucran en y se concientizan más sobre los asuntos de seguridad, ya sea celebrando una reunión o identificando peligros potenciales, dijo Layne. En muchos talleres, dijo, “cambia la cultura”.
Sin embargo, para algunos sitios emergió un cuadro diferente durante una investigación de ocho meses realizada por iWatch News que incluyó visitas a talleres VPP, entrevistas con oficiales de las compañías, representantes de las uniones, expertos en seguridad, familiares de víctimas de accidentes y exoficiales de la OSHA, y la revisión de miles de páginas de récords de la OSHA y bases de datos de la agencia obtenidas bajo la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act).
Este cuadro es el de un programa que ha crecido más rápido que la capacidad de la OSHA para monitorearlo. Es el cuadro de un programa que continúa premiando algunas compañías aun cuando han fracasado en proteger a sus trabajadores y han violado estándares de seguridad. Es el cuadro de reguladores apabullados que tienen que decidir si una compañía verdaderamente está comprometida a la seguridad o si simplemente es hábil en hacer ver que lo están, y quienes no están del todo seguros si todas las compañías en el club cualifican para estar ahí. Al preguntarle si la agencia confiaba que solo sitios cualificados estaban en VPP, el ejecutivo de la OSHA, Barab, respondió: “Estamos examinando eso”.
Muertes prevenibles
Un cuadro completo de las condiciones en los talleres VPP es difícil de presentar. La OSHA no realiza una investigación a menos que un trabajador muera en el trabajo o que por lo menos tres trabajadores sean hospitalizados, dificultando el que se puedan contabilizar los accidentes no fatales en los sitios VPP. Frecuentemente, compañías miembros y la OSHA citan las tasas de lesiones y enfermedades como medidas de cuán bien un patrono está protegiendo a sus trabajadores, pero los auditores y expertos gubernamentales han cuestionado la sabiduría de descansar únicamente en estos números auto-generados, que pueden ser inexactos o incompletos.
iWatch News trató de determinar la amplitud por la cual los sitios VPP superan a otras compa’nías en la misma industria, la comparación que hace la OSHA cuando evalúa las tasas de lesiones y enfermedades en los sitios VPP. Un análisis de los datos obtenidos bajo una petición abierta de documentos indicó que entre el 2000 y el 2008 un promedio de alrededor de 13 por ciento de los sitios VPP eran peores que sus pares cada año en una o en ambas medidas de lesiones y enfermedades usadas por la OSHA. Cada año, por lo menos algunos sitios tenían tasas de lesiones y enfermedades que eran más del doble del promedio en otros talleres de trabajo en sus industrias. La OSHA dijo que no podía confirmar estos números y la agencia no respondió a peticiones de iWatch News para que dieran sus propios números. Una audición de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental que examinó las tasas del 2007 encontró números similares.
Documentos obtenidos por iWatcch News ofrecen una mirada de los lapsos en seguridad en que están involucradas compañías en el programa VPP. Expedientes de casos detallando investigaciones de accidentes fatales por la OSHA en sitios VPP, aunque muchas veces extensamente censuradas, demuestran que algunas de las muertes eran, desde el punto de vista de los inspectores de la agencia, prevenibles.
“Un adiestramiento apropiado junto a requerir que dos empleados trabajaran juntos y una revisión de las tareas a cumplir hubieran prevenido este accidente”, concluyó la OSHA después de investigar un accidente fatal ocurrido en el 2003 en el Almacén Tobyhanna del Ejército en Tobyhanna, Pa., en el que se voló la tapa de un tanque presurizado y golpeó al empleado.
Después de una investigación de un incendio que le quitó la vida a un trabajador en la planta de la Compañía Eastman Chemical en Longview, Texas, en el 2003, la OSHA determinó que el trabajador hubiera sobrevivido las llamas si la compañía hubiese proveído el traje protector apropiado.
Y luego de la investigación de una explosión catastrófica de una caldera en el 2008 en la molino de la International Paper en Vicksburg, Miss., la OSHA encontró que la compañía no había actuado sobre recomendaciones de su propio experto que, si se hubiesen seguido, hubiesen evitado la explosión o minimizado el peligro para los trabajadores. Tal como fueron las cosas, el estallido mató a un trabajador e hirió a otros 22, de los cuales por lo menos tres estuvieron en comas inducidas médicamente durante meses mientras los doctores atendían sus graves quemaduras.
En cada caso, la OSHA alegó que hubo violaciones de estándares de seguridad que se espera que los miembros de VPP excedan, pero la compañía se mantuvo en VPP. En los casos de Eastman e International Paper, algunas de las violaciones fueron reducidas cuando la compañía las impugnó.
Representantes de Eastman y de International Paper declinaron hablar sobre los accidentes. Russ Denkelberger, gerente de seguridad en Tobyhanna, dijo que el almacén frecuentemente excede los requisitos de seguridad de la OSHA; la muerte del 2003, dijo, no era indicativo de problemas mayores.
Por lo menos siete sitios han experimentado múltiples accidentes fatales mientras han estado en VPP; cuatro siguen en el programa hoy. Dos compañías, International Paper y Georgia-Pacific – entre los participantes corporativos más grandes en el programa – tienen cuatro sitios cada uno donde han muerto trabajadores desde el 2000.
Algunos accidentes han ocurrido a solo meses después que oficiales de la OSHA han determinado que el sitio debería estar en el VPP.
En mayo de 2009, la agencia anunció que la planta de la American Packaging Corp. en Columbus, Wis. había ganado el estatus de “Estrella”. Kimberly Stille, directora de área de la OSHA, al presentarle a la compañía una bandera y una placa, destacó “el excelente récord de seguridad y salud en el taller” de American Packaging, los “esfuerzos sobresalientes” de la gerencia, y “un envolvimiento excepcional de los empleados en los programas de seguridad y salud”.
Cinco meses después, una explosión estremeció la planta, matando a Jeffrey Doxtater, un trabajador de 47 años de edad. Los investigadores de la OSHA encontraron una amalgama de deficiencias, incluyendo adiestramiento, equipo protector y procedimientos de seguridad escritas inadecuadas, además de problemas con el manejo de sustancias tóxicos por la compañía. La agencia encontró 29 violaciones serias de reglamentos de seguridad y propuso una multa de $127,350.
Esta vez, Stille no fue tan alabadora de los logros en seguridad de la compañía. “Este tipo de violaciones demuestran la desatención de la compañía por la seguridad y el bienestar de sus empleados”, dijo Stille en un comunicado de prensa en el que anunció las violaciones. “Esos que ignoran las prácticas seguras y los reglamentos de la OSHA están abriendo la puerta a la tragedia en la vida de sus trabajadores”.
American Packaging no respondió a peticiones para que comentaran. En una declaración anterior, la compañía dijo que estaba “desconcertada y desanimada” por las penalidades propuestas por la OSHA y destacó su estatus como miembro del club. “La aprobación al VPP es el reconocimiento oficial de la OSHA de los esfuerzos sobresalientes y la excelencia de una compañía en la seguridad y salud ocupacional”, declaró la compañía. American Packaging está impugnando los emplazamientos.
En una declaración escrita, el Departamento del Trabajo dijo que la aprobación del estatus VPP estaba basado en las evaluaciones estándar por un equipo de VPP, que “no es una investigación abarcadora de seguridad y salud”. El gobierno también dijo que está pesando si la operación en Columbus todavía llena los requisitos del programa.
Mientras tanto, American Packaging sigue en el VPP.
Manteniéndose en el club
Para unirse al VPP, las compañías deben someterse a una evaluación in situ. A diferencia de las visitas usuales de la OSHA en las que los inspectores pueden emitir emplazamientos, sin embargo, los evaluadores –que muchas veces incluyen empleados de compañías en el programa—emiten “asuntos de 90 días”, una lista de peligros que tienen que corregirse dentro de 90 días. Sitios “Estrella” típicamente no encaran otra evaluación durante tres años. Casi todos los miembros del club –más del 95 por ciento– tiene el estatus de “Estrella”.
Una vez un sitio es aprobado y entra al VPP, por lo general dejan que se vigile a sí mismo. Solo accidentes serios, querellas formales o referidos –cuando la OSHA es notificada sobre un potencial peligro—provocarán la visita de un oficial de aplicación de estándares.
Aunque la OSHA frecuentemente utiliza programas de aplicación de estándares especiales para enfocarse en industrias particularmente peligrosas, los sitios VPP están exentos de estas inspecciones, también. Las compañías tienen que presentar informes sobre sí mismas cada año, pero por lo general la OSHA hace muy poco para verificarlos hasta la próxima evaluación dentro de tres a cinco años, confirmó Barab.
Cuando un trabajador muere en un sitio VPP, los oficiales de la OSHA responsables de supervisar el programa tienen que darle seguimiento, pero lo que ocurre después de eso es una cuestión de criterio propio. La agencia podría realizar una reevaluación completa del estatus del sitio VPP o podría simplemente telefonear a la compañía para informarse.
“Mucho de lo de VPP es algo subjetivo”, dijo Barab, de la OSHA. Para que un taller se mantenga en el club, “tenemos que sentir que están actuando de buena fe”.
Durante la pasada década, el criterio propio por lo general se inclinaba a favor de que se mantenga la compañía; el 65 por ciento de los sitios donde ha muerto un trabajador están todavía en el programa.
Algunos sitios han sido re aprobados después de accidentes fatales, solo para tener problemas más adelante. En la planta de Weyerhaeuser en Valliant, Okla., por ejemplo, un trabajador por contrato murió aplastado en una máquina de hacer papel en mayo de 1999, pero, en mayo de 2001, la OSHA re aprobó la instalación como un sitio “Estrella”. Menos de dos meses después, otro trabajador murió aplastado en una máquina de hacer papel y la OSHA descubrió las mismas violaciones por las cuales había citado a la compañía después de la primera muerte. Solo después de esta segunda muerte es que la OSHA removió el sitio del VPP, en 2003.
Weyerhaeuser rehusó hablar sobre los accidentes, pero dijo en una declaración: “Weyerhaeuser toma la seguridad muy en serio y apoya las metas de VPP. Cuando tenemos una fatalidad revisamos el evento y trabajamos con las agencias de seguridad apropiadas para aprender cómo evitar ocurrencias futuras”.
Y, aun más recientemente, la agencia ha re aprobado repetidamente la planta de Bayer Material Science en Baytown, Texas, después de accidentes serios; una vez después de un derrame químico en el 2000 que resultó en la emisión de serias y deliberadas violaciones por lo que la OSHA estimó fue una limpieza chapucera, y otra vez después de una explosión en el 2005 seguido el próximo año por un escape químico que mató a un trabajador. Luego de otra explosión, la compañía se retiró de VPP a petición de la OSHA en el 2007 pero fue readmitida el próximo año.
Bayer rehusó hablar sobre los accidentes o de su breve retiro de VPP; a cambio, proveyó una declaración escrita. “Lograr el estatus de ‘Estrella’ vino por el compromiso de los empleados de Bayer Baytown con una filosofía de mejoras continuas en la seguridad”, escribió la compañía.
William A. Burke, el administrador regional interino de la OSHA en Dallas, entregó una declaración a iWatch News sobre la planta de Bayer, diciendo: “En ninguna inspección ni en la revisión de VPP tomada independientemente después de cada inspección se indicó una deficiencia significativa en su programa de seguridad y salud, pero tomado en conjunto se demostró una debilidad generalizada en el programa”. Pero, la compañía corrigió los problemas y demostró “su sinceridad en proteger a sus empleados”, dijo.
Las decisiones que toman los oficiales de la OSHA en casos como ese están fundamentales en las revisiones del sitio, pero la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (Government Accountability Office) levantó serias dudas en un informe del 2009 sobre las valoraciones subyacentes a estas decisiones. Los auditores encontraron que, en algunos casos había muy poca documentación de qué, si algo, las oficinas regionales de la OSHA hicieron para asegurarse que estos sitios VPP todavía deberían mantenerse en el programa. La GAO concluyó que “algunos sitios que ya no llenan la definición de un taller ejemplar se mantuvieron en el VPP”.
Barab, jefe interino de la OSHA cuando salió ese informe, respondió requiriendo documentación de los seguimientos a los accidentes serios, entre otros pasos. El efecto de estos cambios todavía no están claros.
El pasado junio, la OSHA re aprobó con sitio “Star” el molino de Vicksburg de la International Paper. La decisión vino a menos de un año desde que la compañía acordó no seguir impugnando los emplazamientos, incluyendo uno que se determinó “deliberado”, a razíz de la explosión fatal de la caldera en el 2008. Un emplazamiento “deliberado” señala que la OSHA concluyó que una compañía violó la ley intencionalmente o actuó con “plean indiferencia” a la misma. En el caso de International Paper, el emplazamiento “deliberado” se redujo a “serio”.
El actual jefe de la agencia, David Michaels, firmó una carta dirigida al gerente del molino, catalogando el sitio como “un modelo de excelencia” y “una inspiración para todos nosotros”.
‘Cumplimiento cosmético’
Algunos críticos han argumentado que el VPP se ha aguado para aligerar su expansión, y es abusado fácilmente por patronos que están más interesados en un “cumplimiento cosmético” –verse bien en el papel—que en mantener seguros a sus empleados.
En su afán por expandir el programa, la OSHA puede haber socavado su efectividad. Reguladores de la seguridad en el taller de trabajo han facilitado el hacerse miembros del club, permitiendo la aprobación apresurada de compañías buscando el estatus VPP para más de un taller y permitiendo a las compañías más latitud en cómo compara sus tasas de lesiones con las de sus pares en la industria; en vez de usar las tasas del año anterior, un patrono puede escoger entre uno de los tres años anteriores, el que más favorablemente presente su récord.
Exoficiales de la OSHA describieron lo que entienden era un sistema de cuotas que desvió recursos de la aplicación obligatoria de estándares y echaron sombras sobre la calidad de algunos sitios que estaban entrando al VPP. Durante el período de rápido crecimiento entre el 2001 y el 2008, el número de empleados de la OSHA ayudando a las compañías a cumplir con los reglamentos de seguridad, incluyendo la supervisión del programa VPP, se redujo, de acuerdo con datos de la agencia. Pero con la expansión rápidala OSHA necesitaba mas gente que nunca para realizar evaluaciones in-situ.
Adam Finkel, administrador regional de la OSHA para muchos de los estados en las Montañas Rocosas desde el 2000 hasta el 2003 y que ahora forma parte de la facultad de la Universidad de Pensilvania, dijo que durante su tiempo en la agencia el énfasis en expandir la membresía del VPP muchas veces vino a expensas de la aplicación obligatoria de los estándares. Finkel, quien le ganó una liquidación a la OSHA después de denunciar públicamente la exposición de inspecftores a metales tóxicos, recordó la presión aplicada para aumentar el número de talleres VPP: “Siempre era, ‘¿cuánta gente estás asignando a esto? ¿cuántos nuevos sitios tienes?”62
Martin, el exoficial de la OSHA que fue asistente del director de área especialista en asistencia en el cumplimiento en una de las oficinas de la agencia en Pensilvania hasta principios de este año, también recordó la presión para moverse rápidamente. “Durante esa época, habían unas cosas que claramente se pasaron apresuradamente”.
La prisa pudo haber tenido consecuencias. Un exoficial de la OSHA sostuvo en una querella formal ante el Inspector General del Departamento del Trabajo en el 2009 que los evaluadores no detectaron “violaciones manifiestas” que resultaron en un serio accidente y luego se movilizaron “para encubrir la evaluación chapuceada del VPP”.
La querella vino a raíz de una evaluación en el 2008 de una planta en Petrolia, Pa., propiedad de Indspec Chemical Corp., una subsidiaria de Occidental Petroleum Corp. Impresionados, los evaluadores recomendaron un estatus de “Estrella”. El administrador regional lo firmó en septiembre, destacando que “el sistema de manejo del programa de seguridad u salud en este sitio es excelente”.
Un mes después, la “Casa de Ácido” de la planta exhaló una nube de humo blanco que entró hasta los edificios cercanos. Los trabajadores luchaban por respirar y se quebrantaban en ataques de tos mientras trataban de huir de los vapores, de acuerdo con sus declaraciones incluidas en los documentos obtenidos por iWatch News.
La nube era de óleum, que también es conocido como ácido sulfúrico fumante. Eventualmente, la OSHA determinó que la chapuceada respuesta de la compañía provocó una descarga grande y descontrolada, amenazando comunidades cercanas que tuvieron que ser evacuadas.
Esta vez la OSHA no alabó la compañía. Su programa para manejar los químicos tóxicos tales como el óleum, que el equipo de evaluación del VPP había aplaudido hacía solo unos meses, estaba incompleto y había creado “una mayor probabilidad de una fortuita descarga de material tóxico”, concluyó el informe de inspección de la agencia.
En total, la agencia encontró 27 serias violaciones y emitió una multa de $121,500. La OSHA, que no había finalizado el estado de “Estrella” del sitio y lo anunció públicamente, calladamente retiró la aprobación, y la abortada propuesta de Indspec para entrar al club de VPP no ha sido revelada previamente. Para tranzar el caso, la compañía acordó pagar $90,000 por 20 violaciones y remediar las condiciones riesgosas, según el acuerdo entre la OSHA y la compañía.
Las acciones de OSHA “desperdiciaron tiempo y dinero del gobierno y resultaron [en] poner en peligro no solamente a los empleados de la planta, sino también a los residentes del pueblo de Petrolia”, escribió el oficial, cuyo nombre fue borrado de los documentos obtenidos por iWatch News bajo una solicitud de documentos públicos. Si los oficiales de la OSHA hubiesen estado cualificados y hubiesen hecho su trabajo correctamente, escribió el oficial, “pudieron haber intervenido antes del incidente y posiblemente evitarlo”.
Indspec rehusó la petición de un comentario de parte de iWatch News, pero la compañía dijo en una declaración que podría solicitar nuevamente el estatus de VPP. “Entendemos y lamentamos cualquier inconveniencia causada por el incidente del 11 de octubre de 2008 en la planta de Indspec en Petrolia”, dijo la compañía. “Para asegurarnos que este tipo de incidente no se repita Indspec ha hecho varios cambios en equipo y procedimientos”. La compañía añadió que “Indspec cree en los fundamentos del Programa de Protección Voluntaria de la OSHA”.
Un ‘llamado a despertarse’
El mecánico Rob Hackley pasó la mayor parte del 10 de octubre de 2005 restregando y paleando sedimento fangoso de equipo en la planta de Tropicana en Bradenton, Fla. La compañía le había dado para usar un solvente extremadamente inflamable conocido como “Brake Wash”.
Aunque los gerentes de la compañía conocían muy bien los elevados requerimientos para trabajar con tales sustancias tóxicas, los investigadores descubrieron más tarde que no hicieron prácticamente nada para atender los peligros. Cualquiera de un número de herramientas y equipos que luego se encontraron en la escena –pero que no debió estar allí—pudo haber provocado una explosión, dijeron los investigadores. Lo que lo hizo en la actualidad fue la llave de impacto eléctrica de Hackley.
“Una pequeña chispa es todo lo que necesitaba”, recordó Cliff Vanluven, quien estaba en el cuarto con Hackley cuando estalló en llamas, quemando todo el pelo de las partes expuestas del cuerpo de Vanluven y devorando a Hackley. Vanluven usó sus manos para apagar las llamas que consumían a Hackley, sufriendo serias quemaduras en el proceso. “Parecía que duraría para siempre”, recordó Vanluven.
La inspección de la OSHA produjo un informe mordaz. Se determinó que dos de las docenas de violaciones de seguridad fueron “deliberadas”, una designación tan seria que las compañías con tales violaciones no pueden solicitar el VPP por un período de tres años. Pero Tropicana ya estaba en el programa y a los reguladores no se les requería botar a la compañía del mismo. Tropicana pagó el total de la penalidad de $164,250 y corrigió los problemas encontrados por los investigadores, según indican los documentos de la OSHA.
En un comunicado de prensa, la OSHA determinó que el incendio fue “un llamado a despertarse” para Tropicana. La administradora regional de la agencia dijo, luego de reunirse con ejecutivos de la compañía, que ella estaba “convencida de su compromiso con los altos estándares de los Programas de Protección Voluntaria”, según una declaración de la OSHA.
Tropicana rehusó solicitudes de entrevistas de iWatch News, pero en una declaración escrita la compañía dijo que ha corregido los problemas identificados después de la explosión. “[N]osotros tomamos en serio nuestra responsabilidad de evaluar y enriquecer continuamente nuestros procedimientos y sistemas”, escribió la compañía. “Nuestro récord de seguridad excede el de nuestra industria y nuestras plantas están entre los más altos exponentes de seguridad”. Sobre el incendio en Bradenton, dijeron: “[N]osotros rápidamente desarrollamos e implementamos nuevas medidas de seguridad. Estas han sido incluidas en nuestros programas de seguridad y adiestramiento en los talleres”.
Octubre de 2005 no fue la primera vez que la OSHA había sido llamada a la planta desde que fue admitida al VPP. En noviembre de 2000 –nueve meses después que el lugar primero se ganó el estatus de Estrella—un trabajador murió aplastado entre un remolque y una plataforma de carga. La OSHA investigó pero no emitió ninguna citación. En lugar de eso, la agencia le dio a Tropicana una lista con cinco recomendaciones para que las atendiera voluntariamente.
Desde el accidente en el 2005, la OSHA ha recibido tres querellas formales sobre la planta de Bradenton. Una resultó en la emisión de una seria violación. En el 2009, oficiales de la OSHA regresaron a la planta para una reevaluación programada del VPP y encontraron deficiencias en cómo la compañía identificaba y controlaba los riesgos. La agencia re aprobó la planta como un sitio “Estrella” bajo el estatus de “condicional”, en efecto colocándola en probatoria por un año. Se supone que se realice una evaluación de seguimiento dentro de 15 meses; la OSHA no ha respondido a pedidos de información sobre el asunto.
Tanto Hackley como su esposa, Kim, tienen recordatorios frecuentes del incendio de 2005. La piel de Rob ha sanado bien, dijo Kim, pero tiene cicatrices en el pecho y los brazos de los injertos de piel. Porciones de su piel son de cadáveres y de cerdos.
Otras heridas son menos obvias. Periódicamente Rob tiene ataques de ansiedad y arrebatos de temblequera, dijo Kim. A veces inexplicablemente le da tanto frío que tienen que arroparlo en mantas. Después el accidente Rob recibió tratamiento para el desorden de estrés postraumático, dijo Kim. Por su parte, Rob todavía está demasiado turbado para hablar del accidente, dijo ella.
Eventualmente, los Hackley lograron un acuerdo con Tropicana, dijo Kim, pero no podía discutir los detalles. “No sé si fue justo o no”, dijo. “Cuando tratas con una compañía tan grande como Tropicana, una vez el accidente pasa y usted firma los papeles ellos no tienen nada más que ver con uno. Pero la gente tiene que vivir con los efectos”.
Rob consideró regresar a trabajar, dijo ella, pero “simplemente no pudo acercarse a la planta”. Ahora tiene un trabajo de baja intensidad en un pequeño taller. Le gusta su trabajo y ve a un sicólogo con menos frecuencia.
“La cosa que todavía molesta a Rob es que pudieron mantener su estatus de ‘Estrella'”, dijo Kim. “Si la seguridad verdaderamente hubiese sido una prioridad, esto no hubiera pasado”.
*Esta es la versión en español de la historia principal que publicó el Center for Public Integrity y que está disponible en inglés en este enlace. Esta cobertura es un esfuerzo periodístico que abarca todo Estados Unidos y con la cual el Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico se unió a través del Investigative News Network. Para leer la historia de Puerto Rico que preparó el CPI, siga este enlace.