“A menudo el periodismo termina siendo parte del problema y no de la solución; termina siendo parte del poder”, advierte Hugo Alconada Mon, un periodista argentino que ha publicado investigaciones en las que algún personaje poderoso termina en la cárcel.
“Poder que incluye a políticos, a empresarios, a banqueros, a sindicalistas, a jueces, a fiscales y a muchos periodistas que terminan trabajando para el poder”, continúa desde una pequeña tarima, en un salón de la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Cartagena de Indias, Colombia.
El salón está lleno de estudiantes de esta profesión que en algún momento cargó el mote de “el cuarto poder”. Pero esa idea de que sobre los poderosos sobrevuela el guardián inquebrantable de la democracia que se llama periodismo, está muy debilitada.
Fake news, “datos alternativos”, ataques a los medios de comunicación, asesinato de periodistas, saturación de contenidos en las redes sociales, relativización de lo que es “verdad”, intereses económicos corporativos, publicidad disfrazada de noticia son solo algunas de las corrientes contra las que navega el periodismo comprometido.
“Es muy probable que muchos de ustedes abandonen el oficio. Entre otros motivos porque la paga es una miseria. Y algunos de ustedes también encontrarán la tentación de recibir dinero del lado oscuro de la fuerza. Y que terminen como propagandistas del gobierno o de la empresa privada, en vez de informar a sus lectores, a sus oyentes, a sus televidentes, a los navegantes de Internet. Y en ese desafío van a tener que recorrer los próximos años… Esto es un desafío, pero también es una oportunidad, precisamente porque hay pequeños medios que hoy tienen una potencia sustantiva”, dice el periodista del diario La Nación, que no es un medio pequeño, sino grande y viejo (tiene 149 años). Un medio tradicional que enfrenta todos los desafíos de la prensa comercial de gran tirada. Y aun así, le da espacio al periodismo de investigación, un género prácticamente inexistente en otros periódicos similares.
“¿Cómo hacemos hoy en día para manejar el poder cuando nosotros mismos, como medios y como periodistas, somos poderosos y terminamos aliándonos con otros poderes políticos y económicos? Para muchas de nuestras audiencias, creo que las hemos defraudado un poco en ese sentido”, dijo la periodista bogotana Alejandra Cruz, directora del Taller del Nuevo Periodismo de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), al abrir la charla.
Francisca Skoknic, directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales en Santiago, Chile, considera que no es sano que los periodistas nos pensemos como poderosos. “Pero sí es importante que sepamos que tenemos la posibilidad y del deber de hacer que los poderosos rindan cuenta”. Para esa labor ve más posibilidades en los medios pequeños e independientes.
“Por ejemplo, un medio independiente en Perú básicamente hicieron que cambiara toda la junta de poder judicial… Yo creo que estamos viviendo una época en que han surgido medios pequeños que realmente están haciendo el trabajo de hacer que los poderosos rindan cuenta”. Skoknic se refiere al medio investigativo IDL-Reporteros, quienes el año pasado revelaron un caso de tráfico de influencias en la Corte Superior de Callao, en el cual estaban involucrados al menos tres consejeros del Consejo Nacional de la Magistratura y un magistrado de la Corte Suprema.
Estamos en una época de crisis del periodismo y, paradójicamente, en una época de oro. Así ve el panorama Ernest Sotomayor, veterano periodista del Newsday de Long Island y director de Iniciativas de América Latina en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Y en contra del cliché de que los periodistas son los “fiscales del pueblo”, Sotomayor recuerda que “el rol de nosotros es muy diferente al de los fiscales… el trabajo de nosotros es la información”.
“El periodismo es más poderoso que Trump, más poderoso que Maduro. Tenemos mucho poder, no porque queramos poder, si no porque lo que hacemos es revelar la verdad. Y eso es a lo que temen los dictadores, los que están en las oficinas de poder. Y cuando revelamos corrupción, esa es información que necesita la gente para tomar decisiones”, dijo Sotomayor.
Para Alconada, la pregunta de fondo es, “¿para qué estudian periodismo, para qué estudian comunicación? ¿Porque quieren ser famosos? ¿Porque quieren ganar dinero? ¿O porque consideran que el periodismo es un servicio público y que nuestro rol es tratar de informar? Informar es informar en serio. Es informar aquello que no se puede reconstruir con facilidad, es aquello que otros que son poderosos quieren ocultar, que pagan por el silencio. Y te van a pagar mucho más por tu silencio que por la información que puedas publicar”.
Este panel formó parte del Curso de Periodismo de Investigación para América Latina, que tuvo lugar en Cartagena, Colombia, organizado por la FNPI y la Universidad de Columbia.