NAICA-PR, incorporada en marzo de 2020 por el jefe de operaciones de NAICA en Nueva York, Richard Izquierdo Arroyo, será la entidad que administrará en Puerto Rico la Escuela Pública Alianza para las Culturas Internacionales y las Artes en un Programa Dual.
Desde agosto de 2021 existe la Ley 24 en Puerto Rico, que ordena a siete agencias — incluido el Departamento de Educación — a tomar “todas las acciones y medidas necesarias” para concienciar sobre el racismo y afirmar la afrodescendencia. Pero en el salón de clase, las maestras todavía no tienen los materiales necesarios para impartir una enseñanza antirracista.
Los menores en alguno de los dos Centros de Tratamiento Social del Negociado de Instituciones Juveniles (NIJ) deben recibir a diario seis horas de servicios educativos, al menos dos horas de servicios psicológicos y reunirse con un trabajador social, según estipula un acuerdo entre el Departamento de Justicia federal y el Gobierno de Puerto Rico. Sin embargo, en 2021, los centros perdieron 36 oficiales correccionales al tiempo que la agencia identificó que necesita 81 oficiales para el año fiscal 2022. Las clases se suspenden cada vez que el personal no da abasto para garantizar la seguridad de los maestros, los menores y el personal del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR).
El remedio a estas suspensiones se ha limitado “con demasiada frecuencia” a dejarles tareas y materiales impresos en sus módulos de vivienda sin instrucciones de los maestros, explica el informe más reciente de la monitora federal, Kimberly Tandy.
El Departamento de Educación (DE) tiene 41 maestros contratados para impartir clases en las instituciones correccionales juveniles. En el Centro de Tratamiento Social de Ponce, 20 jóvenes reciben servicios educativos, de los cuales siete pertenecen al Programa de Educación Especial. Allí la enseñanza no se interrumpió entre agosto y diciembre de 2021 según el informe federal, pero los pocos oficiales de custodia disponibles también doblaron turnos para garantizar los servicios.
Se le acabó el tiempo a la maestra. Sonó el timbre y los estudiantes van a entrar al salón. Los 50 minutos de capacitación se fueron hoy llamando a padres y madres que no le han dado seguimiento al desempeño de sus hijos en la escuela y en completar referidos a la trabajadora social. Esos 50 minutos que se fueron eran el tiempo que tiene disponible a diario para, en teoría, organizar el material de sus clases, subir información de sus estudiantes a los archivos digitales del Departamento de Educación (DE) o completar otras tareas.
Pero son cinco grupos los que atiende la educadora, que prefiere no compartir su nombre; al menos 125 estudiantes en total. El papeleo y la información que resta por documentar hoy se van con ella para la casa.
Ocho estudiantes de duodécimo grado forman un círculo con sus pupitres debajo de una carpa en el patio interior de una escuela del municipio de Guaynabo. Fuera de la carpa, salpica una llovizna; adentro, llueven realidades.
Comenzaron el cuarto año de escuela superior dividiendo su tiempo entre estudios y trabajo. Hay tres chicas jóvenes en el grupo: una trabaja de mesera, otra de niñera, y la tercera es madre y técnica de uñas. Entre los chicos, uno trabaja en Subway, el otro es barbero, un tercero es empleado en El Mesón, el cuarto trabaja como electricista en la construcción “o en cualquier cosa que aparezca” y otro es empleado en una pizzería. Todos son menores de 18 años y dijeron que aspiran a continuar estudios técnicos o universitarios cuando se gradúen de la escuela superior.
“Yo soy contratista”, aclara el que trabaja en construcción, a minutos de que suene el último timbre.
“A tu escuela lleguésin entender por qué llegaba…”Rubén Blades
Ella sería la primera en su familia en terminar el cuarto año de escuela superior. Pero al menos este año, esa ilusión está en veremos. En octubre se recibió una carta de la escuela a través de correo electrónico, donde se le notificó a sus padres que la joven de diecisiete años tenía F en sus seis clases. De no haber “cambios drásticos” en su desempeño o aprovechamiento académico en este segundo semestre, la estudiante sería “candidata a repetir el grado el próximo año”, lee el documento. Ella quiere ser paramédico.
Vivir en Vieques representa más retos para los estudiantes, maestros y familias que deben adaptarse a la educación en línea debido al COVID-19. El Secretario de Educación no ha atendido sus necesidades, dijeron los directores y maestros. Pero si llegó con su equipo de prensa y se sacó fotos.
COR3 asegura que no desembolsará fondos pendientes a las agencias hasta que no certifiquen que han resuelto todos los señalamientos encontrados en auditorías de la Oficina del Inspector General de EE UU.