Resultados sobre el rezago académico todavía no se usan para cambiar la realidad en el salón de clase

A la salida de la Escuela Santiago Veve Calzada, en Fajardo, una estudiante de noveno grado camina junto a su madre. Es mediodía y hay cambio de turnos para las tres escuelas que operan en este plantel en interlocking. La joven tomó la prueba diagnóstica Línea Base, que busca medir el rezago académico de los estudiantes. Cuando se le pregunta por el proceso, la joven simplemente comienza a mover la cabeza, como diciendo que no. La madre le pide que hable y describa la experiencia. 

“Un revolú”, exclama, y pide que no se le identifique.