Con pocas opciones de vivienda los estudiantes del sistema UPR para el próximo año académico

El Recinto de Humacao de la Universidad de Puerto Rico (UPR) nunca ha tenido una residencia estudiantil, sin embargo, datos de la Administración Central de la UPR señalan que el 40.4% de sus 2,634 alumnos viven hospedados mientras se espera por la construcción de una vivienda para estudiantes de 40 unidades, diseñada hace tres años y cuya subasta todavía está pendiente de adjudicarse. 

En el Recinto Río Piedras, los contratos para el diseño de la remodelación de los hospedajes Torre Norte y Resi Campus se otorgaron hace tres y cuatro años. Solo para ResiCampus se abrió una subasta en febrero para su rehabilitación. 

Entretanto, la Junta de Control Fiscal (JCF) aprobó el contrato para la remodelación del Hotel Colegial del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) al tiempo que una alianza público privada propuesta hace seis años ni siquiera cuenta con un comité para negociar el acuerdo para la construcción de residencias en los predios del campus.  

En ausencia de una respuesta institucional ante la falta de residencias estudiantiles y la escasez generalizada de vivienda accesible, estudiantes de la UPR se ven en la obligación de pagar apartamentos cada día más caros, constató el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) en entrevistas con universitarios de estos tres recintos, así como administradores de hospedajes en Humacao. 

“La situación de vulnerabilidad entre el estudiantado es bien tangible. Hay estudiantes pagando unas rentas absurdas de mil y pico de dólares en un espacio que ciertamente no vale eso. Hay menos hospedajes y más caros. Sé que hay inflación y todo lo demás, pero hay veces que es abusivo”, señaló el presidente del Consejo General de Estudiantes del Recinto de Humacao, Luis Onel González, quien destacó que la mayoría de los huracanes llegan al país por la zona Este, lo que hace aún más frágil la situación del estudiantado de este recinto. 

Además de las emergencias del último lustro, provocadas por huracanes y terremotos, la JCF recortó $445 millones del presupuesto de la UPR proveniente del Fondo General e impuso un aumento de entre $56 y $157 por crédito subgraduado a través del Plan Fiscal de la institución.

En peligro hasta 51 “universidades en el campo”

El Servicio de Extensión Agrícola, conocido como la universidad en el campo, planifica el cierre de hasta 51 oficinas: el 78% de todas sus instalaciones en el país. La información la confirmó Héctor Santiago, decano del Colegio de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y director de este programa que educa a miles de agricultores, amas de casa y jóvenes de escasos recursos alrededor de la Isla. La casi eliminación del programa pone en juego servicios como el desarrollo de microempresas que buscaban ser una alternativa al despido de más de 30,000 empleados como parte de la Ley 7 del gobierno de Luis Fortuño. Se reducirían los lugares que brindan educación sobre huertos caseros, importantes para adquirir comida sana y fresca en un país que no tiene seguridad alimentaria (importa el 85% de los alimentos). Además, se afectarán los servicios de los Clubes 4-H, que enseñan valores de liderato y ciudadanía en un país que enfrenta una honda crisis social y aumento en la delincuencia.

F para vaquería modelo de la UPR

Una vaca lechera trepa sobre la grupa de otra: señal de que habría que inseminarla o echarle el toro para aumentar la reproducción y la producción de leche. Pero no había ningún empleado para detectar celos el día que el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) visitó la Vaquería de la Estación Experimental Agrícola de Lajas, centro de estudio de alumnos de la Universidad de Puerto Rico, RUM, pagada con fondos públicos y llamada a ser el modelo de la industria lechera, el sector que más aporta a la agricultura en Puerto Rico. “Tenemos solo dos inseminadores”, apuntó un empleado que no quiso identificarse para evitar represalias. “Cuando uno está de vacaciones y el otro se va a una reunión o no trabaja dos días, como los sábados y domingo, se pierde la oportunidad de reproducción. Pueden pasar dos años y nadie se entera de que una vaca no estaba preñada”.