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Comunidades seguirán a merced de racionamientos de agua e inundaciones por varios años
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En el barrio Cubuy, en Canóvanas, hay que tener una cisterna — a veces dos, o incluso hasta tres — para poder lidiar con la inestabilidad del servicio de agua potable. Cuando no hay esa opción, hay que recurrir a galones, cubos o drones para almacenar algo de líquido. De eso da fe Madeline Negrón, de 48 años y residente del sector Eva Flores de este barrio, quien explicó que no hace falta que haya un huracán, tormenta o una sequía para que las tuberías se queden vacías hasta por tres días corridos. Cuando pasó el huracán María en el 2017, los cerca de 10 residentes que viven en este sector tuvieron que esperar varias semanas antes de que se restableciera el servicio de agua. El cuadro es mucho peor en tiempos de sequías, pues Cubuy y otros barrios de Canóvanas son de los primeros sectores a los que se aplica racionamiento de agua cuando los niveles del embalse Carraízo — ubicado en Trujillo Alto — disminuyen.