Caracas – La libertad de prensa es un tema que enfrenta a los venezolanos en posturas radicalmente opuestas. La oposición en Venezuela, junto a la llamada prensa corporativa internacional y local, denuncia que el Estado acapara medios de comunicación para controlar todo lo posible las noticias que se publican; coarta el derecho a la información amenazando con negar la renovación de licencias de transmisión; y presiona ilegítimamente para influir a su favor en los medios corporativos privados provocando así la autocensura en estos medios.
Pero, por otro lado, otros venezolanos, principalmente chavistas, consideran que la libertad de expresión en Venezuela es “demasiada” porque se permite que en algunos medios privados se publiquen informaciones tergiversadas, montajes periodísticos, e insultos a la Presidencia del país que aseguran no se permitirían en países supuestamente más democráticos.
Entre los afines al recién fallecido presidente Hugo Chávez, durante los 14 años de su mandato, se recuerda que medios privados manipularon la información hasta el punto alegadamente de provocar un golpe de Estado (2002) y un paro petrolero (2002-2003) de consecuencias catastróficas para la economía del país.
El Centro de Periodismo Investigativo (CPI) de Puerto Rico pudo comprobar durante las dos semanas que siguieron a la muerte de Chávez, el pasado 5 de marzo, que esta polarización sobre la percepción acerca de la libertad de prensa también enfrenta a los profesionales de la información.
La profesora de la Universidad Central de Venezuela y editora de la estatal Agencia Venezolana de Noticias (AVN) Rosa Pellegrino, aseguró al CPI que antes de Chávez existía “confianza en los medios de comunicación”, pero que con él los venezolanos “comenzaron a revisar el concepto” y se le dio más importancia al hecho de que “la gente sea la protagonista” de las informaciones.
Peregrino explicó, que en abril de 2002, cuando francotiradores de la oposición antichavista dispararon contra una multitud matando a 11 personas y algunos medios hicieron parecer, “manipulando las imágenes”, que los pistoleros agresores eran partidarios de Chávez, lo que provocó un golpe de Estado con el secuestro durante 47 horas del Presidente, “la gente dejó de creer en los medios de información”. Aquello “no solo fue un golpe de Estado, fue una ruptura”.
Desde entonces, “para nosotros -los periodistas de cualquier medio- ha sido muy duro”. Se perjudicó enormemente la percepción de la gente sobre la libertad de expresión, porque ésta no solo se trata de que “te permitan entrevistar a un ministro” dependiendo del medio para el que se trabaje. A partir de ese momento, los periodistas venezolanos, entre compañeros, “tienen miedo a decir lo que sienten por no enfrentarse”, confiesa Pellegrino.
Además, en el tiempo en que Chávez estuvo secuestrado por los golpistas y se fueron produciendo masivas manifestaciones espontáneas de gente que no se creía que el Presidente hubiera renunciado, como aseguraban los medios de la oposición, “las protestas fueron censuradas”. “Compañeros reportaban sobre protestas, pero sus medios no lo sacaban… La gente estaba en las movilizaciones pidiendo el retorno de Chávez y la televisión daba comiquitas (muñequitos)”, recuerda la editora de AVN.
Y se comenzó a percibir algo que como un lastre pesa desde entonces para toda la profesión: “lo que me cuentan los medios no es lo que estoy viendo”. Al mismo tiempo, la población se dio cuenta de que “algunos actores -personalidades, políticos, protagonistas de la actualidad- no salen en muchos medios”. Cada medio tiene sus actores.
Resulta curioso que en Venezuela, la polarización de posturas haya naturalizado el que se hable, y la mayoría de los propios periodistas se identifiquen, como de oposición, o no.
El problema ha continuado, según Pellegrino, cuando en elecciones tras elecciones los medios “opositores”, como los periódicos El Nacional, El Universal y la mayoría de los diarios regionales, dan como ganador hasta el último momento a sus candidatos y después acaban perdiendo.
¿Qué dicen los “periodista de la oposición”?
El redactor de Unión Radio Enrique Maruchi, identificado con el candidato a la presidencia Henrique Capriles, señaló por medio de un correo electrónico que “la relación de Chávez con los medios fue protagonizada por los constantes ataques, en su mayoría ‘legales’ -comillas de la fuente-, como es el caso de Radio Caracas Televisión y Globovisión, manteniendo presión en los medios privados para lograr tener un ‘control’ de la información… El concepto que tiene el gobierno sobre la función de los medios de comunicación es que deben divulgar aquellas noticias en pro de su gestión sin reflejar las fallas del mismo, cayendo en la parcialización, un sistema cuyo objetivo es manejar los medios de comunicación a su conveniencia para así persuadir a cierta parte de la población (sic)”.
Para el redactor del Diario Avance de Los Teques, del estado Miranda y también de tendencia opositora a favor de Capriles, Leonardo Favio Oliveros Medina, “la relación de Chávez con los medios fue de odio, de confrontación, porque nunca fue amigo de denuncias”.
El periodista de Miranda, donde Capriles es gobernador, indicó al CPI que si el candidato chavista, Nicolás Maduro, gana las próximas elecciones, “la relación del gobierno con los medios no cambiará, ya que Maduro intenta imitar a Chávez. No habrá cambio alguno y temo que arrecie o radicalice esa confrontación”.
Por su parte, el comunicador especialista en periodismo de investigación para el semanario crítico 6to Poder Nicolás Chaccal, expresó que la relación del gobierno de Chávez con los medios fue “distanciada”.
“El gobierno de Hugo Chávez se caracterizó por crear sus propios medios de comunicación, a fin de hacer presión sobre medios privados. Contadas fueron las persecuciones a los medios independientes. A mi juicio, en el ejercicio periodístico no hubo amenazas de muerte, aunque sí hay anécdotas durante 14 años de gobierno”, dijo Chaccal sin especificar.
“En un gobierno hipotético de Maduro, la relación con los medios posiblemente permanezca igual. (Se producirán) un distanciamiento y deslinde evidente, (una) mayor fortaleza de medios públicos pro gobierno, que debilitan el ejercicio periodístico privado y una continuidad del legado Chávez, a juicio personal”, añadió Chaccal al CPI.
¿Qué dicen los organismos internacionales y los sindicatos?
Los medios de comunicación venezolanos de la oposición se hicieron eco de las conclusiones de última reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrada entre el 8 y el 11 de marzo, cuando “se determinó que el hermetismo con que se manejó el estado de salud del difunto presidente derivó en un ambiente general de incertidumbre política en el país”.
Por ello, según la SIP, “la libertad de expresión y de prensa se vieron seriamente afectadas en los últimos meses del año 2012 y principios de 2013 en Venezuela”, durante la convalecencia del mandatario.
Sin embargo, refiriéndose a este período, según la profesora Pellegrino, a la hora de decidir qué información y con qué frecuencia se difundía sobre el estado de salud de Chávez, pesaron dos aspectos: “el interés del país y el plano humano”. Por un lado, si la oposición pretendía que se publicaran periódicos informes pormenorizados, hay que tener en cuenta que a veces “el que aclara oscurece”, porque hay ocasiones en que “muchas explicaciones complican más”.
“No se puede salir a decir que el presidente se va a morir en cualquier momento porque podría haber provocado un desastre”, dijo la editora de AVN. “Fue un manejo conciso, podría haber sido más regular, sí, pero no hay nada que indique que nos mintieron”, añadió Pellegrino.
Por otro lado, había que cuidar y respetar los deseos de la familia del mandatario, añadió sin dar detalles.
El secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, Marcos Ruiz, asegura en medios opositores que las violaciones a la libertad de expresión durante el 2012 aumentaron un 37%.
El Instituto Internacional de Prensa, con sede en Suiza, exhortó al gobierno interino de Venezuela de Maduro “a respetar la libertad de prensa, abstenerse de cualquier forma de acoso a la prensa opositora y a garantizar la seguridad de los periodistas en las próximas elecciones presidenciales”, según publican medios de la oposición. Nótese que en Suiza, para hablar de Venezuela, se refiere con naturalidad a “prensa opositora” obviando el sesgo ideológico que eso conlleva y en el que se cuida mucho de no caer si se trata, por ejemplo, de un país europeo, donde realizar esa especificación se interpretaría como una descalificación o perversión de la aspiración de objetividad que se supone en los medios de comunicación.
A finales de febrero de 2013, se formalizó la creación del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI), que integra a todos los medios de comunicación estatales.
El diputado por el estado de Táchira y expresentador de la desaparecida Radio Caracas Televisión Miguel Ángel Rodríguez, advirtió que el SIBCI es una forma de coartar la difusión de informaciones y opiniones críticas al gobierno central y aseguró que con esa medida “se avecina el fin de la libertad de información”.
Pellegrino, por su parte, aseguró que “es completamente falso, mentira, que el Estado tenga un monopolio comunicacional” y agregó que “la política comunicacional va a seguir al mismo ritmo”.
El escritor Luis Britto García, en su libro “Libertad de expresión y medios revolucionarios en Venezuela”, asegura que la República Bolivariana “es uno de los países con mayor libertad de expresión en el mundo, tanto por la sostenida expansión de su sector de comunicaciones como por la ausencia de restricción para los contenidos que difunde”.
Britto García explica que “la más decisiva prueba de que el Estado venezolano no viola el derecho de buscar, recibir y difundir información consta en las decisiones de la propia Corte Interamericana de los Derechos Humanos emitidas el día 28 de enero de 2009 en los dos casos relativos a los medios planteados ante ella”.
En el caso de Radio Caracas Televisión (RCTV), que desapareció tras el gobierno de Chávez no renovarle la licencia de emisión, y el de Globovisión, que protagonizó sonados y graves desencuentros con el chavismo, esa corte determinó que “no ha sido establecido que el Estado haya violado el derecho a buscar, recibir y difundir información”.
Dejando a un lado las opiniones, datos objetivos reflejan que en Venezuela, según un registro de 2012, tienen licencia de emisión 499 emisoras FM comerciales, 83 de servicio público y 247 comunitarias. Del mismo modo, transmiten 67 cadenas de televisión comerciales, 13 de servicio público y 38 comunitarias.
Pero el gran número de medios privados, en Venezuela, no significa una democratización “en su propiedad ni en la selección del contenido”, señala Britto García, ya que “opera una extrema concentración de la propiedad, tanto vertical como horizontal, en manos de una decena de familias”.