El informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) sobre el brote bacteriano en el Hospital de Carolina de la Universidad de Puerto Rico (UPR), que el gobierno mantuvo secreto, sostiene que las muertes de personas contaminadas fueron más del triple de las informadas públicamente por el Departamento de Salud y que la prevalencia de casos de contagio viene por lo menos desde el verano del 2012, mucho antes de lo planteado por la administración de la institución, según copia del informe obtenida por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI)
Hasta el momento, tanto el administrador del Hospital UPR, Domingo Nevárez, como el Departamento de Salud a través de su investigación de la crisis han planteado que la situación anómala con los altos niveles de contagio con la bacteria Acinetobacter baumannii comenzó en enero de 2013. En dicho reporte ya se reconocen por lo menos 14 muertes, y no las 10 que había anunciado el ahora ex secretario de Salud, Francisco Joglar, antes de su abrupta renuncia al puesto en medio de este escándalo la semana pasada.
Lo único que tanto Joglar, como Nevárez han dicho públicamente sobre informe del CDC es que no establecía relación entre la presencia de la bacteria en pacientes y sus muertes.
Peor aún, la investigación del CDC realizada en agosto de 2013 y concluida el 28 de dicho mes, establece que a la fecha aún había serios problemas de higiene en la institución en donde más del 60% de las enfermeras incumplía con los protocolos de básicos higiene de manos tales como lavarlas frecuentemente y mantener limpias las uñas. También se encontró que casi el 54% de los terapistas respiratorios y el 40% de los flebotomistas de la institución estaban en incumplimiento. Además, se encontró que la institución no tenía jabón en puntos de lavado, ni una política de uñas para el staff. Por la prevalencia de bacterias, facilidad de contagio y potenciales consecuencias fatales a pacientes en instituciones hospitalarias la norma es que el personal debe de tener las uñas cortas, limpias, y sin esmalte.
La información sobre la preocupante extensión del problema, de por lo menos hace 15 meses, consta en una nota al calce en la página 19 de la presentación del informe, hecha por una persona identificada como Alison S Laufer el 27 de agosto.
“Yo sé que sólo hiciste una tabla de los casos desde el 1 de enero, pero creo que es importante también destacar que este no es un problema nuevo en enero, pero uno que lleva dándose desde por lo menos junio del año pasado (2012)”, dice Laufer al solicitarles a los investigadores que modificaran el informe para incluir este dato.
Sin embargo, la administración del Hospital vino a reportar el problema en las informes periódicos de Salud en enero de 2013, siete meses más tarde, según ha dicho públicamente Nevárez, y Salud comenzó a hacer cultivos de vigilancia en abril de 2013 y reportó la situación al CDC apenas en julio de este año. Hasta el momento, Nevárez ha sobrevivido la crisis y recibió el viernes espaldarazo de su jefe, el presidente de su Junta de Directores y presidente interino de la UPR, José Lasalde, quien sale del puesto hoy y será reemplazado por la Dra. Celeste Freytes.
La investigación estableció que durante el periodo se identificaron 69 pacientes contaminados con la bacteria, de los cuales 32 murieron. Sostiene que no se pudo establecer relación entre la presencia de la bacteria y la causa de muerte de dichos pacientes. Sin embargo, tampoco indica que la causa de muerte no estuvo relacionada a la bacteria.
La bacteria Acinetobacter baumannii se encuentra comúnmente en la tierra y el agua, que puede causar brotes en unidades de cuidado intensivo y en escenarios con pacientes en estado crítico. Se transmite por contacto de persona a persona y a través del contacto con superficies contaminadas, y la infección con la misma fuera del ambiente de los hospitales es rara, según el reporte. Las manifestaciones clínicas de la bacteria son neumonía, e infecciones serias de la sangre y de heridas, pero la misma puede “colonizar” tanto las áreas de traqueotomías como heridas abiertas sin provocar síntomas.