Como las raíces de los árboles que rompen una acera para salir en medio de la ciudad, o las flores que nacen entre las grietas del concreto, el periodismo investigativo se ha abierto paso a través de la debacle económica y la crisis de los medios comerciales frente a la irrupción de Internet.
Esa visión romántica sobre una profesión que apenas encuentra sustento o espacio en los medios corporativos es apoyada también por la decana de la Escuela Graduada de Periodismo de Columbia University, Sheila Coronel, quien dice que nos encontramos en una “era dorada del periodismo investigativo”.
Pero la prueba más contundente sobre este fenómeno la ofrece Anya Schiffrin, profesora e investigadora de la misma universidad y quien viajó el mundo para conocer de primera mano a los diferentes medios independientes que cultivan el periodismo investigativo en la era digital.
“Ha habido un florecimiento del periodismo de investigación en todo el mundo, desde Honduras a Myanmar, Nueva Zelanda a Indonesia, esto a pesar de la larga racha de tiempos difíciles para el periodismo por la pérdida de ingresos por publicidad y el desafío de Internet”, comenta Schiffrin.
Ante esta realidad, dice, los nombres de Woodward y Bernstein, los famosos periodistas que investigaron el caso Watergate que llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon, hoy son un mero recuerdo que se desvanece ante periodistas de otras latitudes, casi desconocidos en los Estados Unidos, pero que publican historias exitosas día a día.
Entre esos nombres destaca a Giannina Segnini, costarricense que recientemente ofreció una conferencia y talleres en Puerto Rico, Khadija Ismayilova, periodista de Azerbaiyán, y el autor de “Los diamantes de sangre”, el angoleño Rafael Marques de Morais.
El término muckraker, que en español se traduce a veces como “removedor de basura o estiércol”, se utilizó para referirse a la primera camada de periodistas investigativos que surgió a principios de siglo XX en Estados Unidos alrededor de la revista McClure’s. La profesora Schiffrin, es editora del libro Global Muckraking, donde hace un recuento de esta tradición de 100 años y nos pone al día sobre su vigencia y solidez actual luego de un periodo de crisis.
Schiffrin repasa esta tradición, ahora global, que mantiene a políticos corruptos y a sus compinches corporativos con los pelos de punta. Así lo comprueban los resultados de algunas de las investigaciones que Schiffrin repasa brevemente en esta columna del Huffington Post, publicada también en Tom Dispatch: From Asia to Africa to Latin America, Muckrakers Have Corrupt Officials and Corporate Cronies on the Run.