Crónica: el lenguaje que baila, entre la literatura y los hechos

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El periodista Juan Cruz, profesor del taller 'El periodismo que cuenta'.

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Afuera, los escritores eran escritores, pero cuando pasaron el umbral del salón donde Juan Cruz impartió su taller de crónica, la línea imaginaria que separa al escritor del periodista  desapareció. Cruz, periodista español, autor de una veintena de libros y parte de la directiva de El País, “secuestró” a varios escritores que andaban por el Centro de Convenciones en San Juan, donde se celebraba el VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Los metió en un salón frío, donde hibernaban diez periodistas latinoamericanos que por cinco días re aprendieron su oficio.

“La pregunta es esa: ¿escritor o periodista?”, lanzó Cruz al cubano Leonardo Padura, quien estudió filología y literatura y tuvo que “aprender periodismo haciendo periodismo” en el periódico Juventud Rebelde.

“Lo que yo traté de hacer fundamentalmente fue una mezcla de periodismo y literatura. Es decir, una serie de investigaciones periodísticas y escribirlas como si fueran relatos. Eso creó una revolución en el periodismo cubano de esos años, se la llamó el periodismo literario cubano o el nuevo periodismo cubano. Y ha tenido la virtud de que 35 años después de escritos algunos de esos trabajos se siguen publicando en forma de libro y en forma de reportaje y se siguen leyendo. Eso se debe por supuesto a que no son noticiosos. La noticia tiene un tiempo de vida y de acuerdo a los intereses de un lector muy específico se va a buscar la noticia. Pero el lector que va a leer por conocer una historia, a ese ya la noticia no le dice lo suficiente y el reportaje sí”.

El escritor cubano Leonardo Padura

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El escritor cubano Leonardo Padura

Padura reconoció que el “salto de la capacidad profesional de escritor” entre su primera novela, Fiebre de Caballo (1983) y su primera novela de la serie del detective Mario Conde, Pasado Perfecto (1989), se produjo gracias a su práctica periodística. “La crónica es el género periodístico por excelencia”, resaltó.

¿Cómo bailar entre un lado y el otro?, entre la literatura y los hechos, ¿cómo confluyen, cómo se enriquecen mutuamente? No todos están de acuerdo en la manera de hilvanar un género con el otro, porque los periodistas que practican el llamado nuevo periodismo, el periodismo narrativo o la crónica, no son un grupo homogéneo.

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez fue otro de los secuestrados. “Uno tiene que pensar siempre qué es lo que yo quiero contar y no salirse de ese propósito, eso va tanto para la ficción como para la crónica. La mala literatura siempre está llena de comentarios. Eso tiene que ver con el tono; igual en la literatura, como en el periodismo, uno está transmitiendo información, situando al lector en un marco, en el marco que uno le está ofreciendo. El tono de lo que uno escribe no puede ser violentado por exageraciones ni por salirse del marco que uno mismo se ha fijado… En la literatura periodística ya sabes quién va a narrar, no podemos recurrir a un ‘yo’ como personaje narrativo, eso es bien riesgoso. No hay crónicas periodísticas narradas en el ‘yo’ personal: ‘yo fui’, ‘yo salí’, ‘yo entré’, porque eso hace que la crónica parezca muy egocentrista”, planteó al grupo.

Álex Grijelmo, autor del manual El estilo del periodista, uno de los más utilizados en las escuelas de periodismo en español, y editor del Manual de estilo de El País, dejó clara de entrada su aversión al ‘yo’ narrativo. “Solo por elegir elementos de la realidad ya hay un ‘yo’, ya hay una persona”, comentó. “Partimos de la realidad de que toda obra humana es subjetiva, como somos sujetos somos subjetivos, si fuéramos objetos seríamos objetivos”. A pesar de este reconocimiento, Grijelmo defiende que el periodista debe quedar fuera de las historias que cuenta.

¿Por qué el periodista debe desaparecer de las historias?

Álex Grijelmo, periodista y escritor español.

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A la izquierda, Álex Grijelmo, periodista y escritor español.

“Porque el lector se mete más en la realidad. Tienes que conseguir que el lector se meta en una realidad a través de los elementos que le muestras. Si le metes el ‘yo’ ya se mete en una realidad a través del periodista, la realidad queda más lejos, le pones el lector, el periodista, la realidad, y no: quítate del medio”, dice Grijelmo a los periodistas.

¿Qué hubiera dicho el argentino Martín Caparrós?, periodista calvo de bigote espeso y puntiagudo que anduvo por el Congreso firmando sus libros de crónicas escritas en primera persona. “Entré al Chapare acechando al mosquito asesino”, dice la primera línea de su crónica Los ejércitos de la coca, que aparece en su más reciente publicación, una compilación bajo el nombre de Lacrónica; como le llama él, porque dice que está harto de la palabra crónica. No lo dijo allí, pero lo que tiene que decir sobre el ‘yo’ narrativo, Caparrós lo dice en ese libro:

Anotaciones en la libreta de un participante del taller

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Anotaciones en la libreta de un participante del taller

“Frente a la ideología de los medios, que tratan de imponer ese lenguaje neutro y sin sujeto que los disfraza de purísimos portadores de la ‘realidad’, relato irrefutable, lacrónica dice ‘yo’ no para hablar de mí sino para decir aquí hay un sujeto que mira y que cuenta, créanle si quieren, pero nunca se crean que eso que escribe es ‘la realidad’: es una de las muchas miradas posibles”.

La mirada es fundamental, añadió Juan Cruz. “Hay que pensar dónde dirigir la mirada…Tú (el periodista) eres la mirada del lector en el evento, el lector no necesita saberlo todo… contar todo sería el infierno del periodismo”, dijo Juan Cruz, otro oponente del ‘yo’, pero defensor acérrimo de realzar la mirada del que cuenta: “nosotros somos un espejo enviado por otro”.

Héctor Feliciano, periodista puertorriqueño

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Héctor Feliciano, periodista puertorriqueño

Caparrós entró al salón a saludar, junto a Héctor Feliciano, periodista y presidente del comité organizador del CILE, responsable acaso de que el congreso de la lengua se haya tornado en una especie de Woodstock para periodistas entusiastas de la crónica.

Como parte de las actividades del CILE, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) presentó el libro Gabo Periodista en el teatro Raúl Juliá del Museo de Arte de Puerto Rico, con un panel que juntó al director de la FNPI, Jaime Albello, los periodistas Jean-François Fogel, Héctor Feliciano, Álex Grijelmo y Juan Cruz. El libro es una antología de la obra periodística de García Márquez, seleccionada por periodistas como Juan Villoro, Jon Lee Anderson o Martín Caparrós y editado por Héctor Feliciano.

García Márquez fundó la FNPI en Cartagena de Indias, Colombia, en 1994 con el objetivo de promover el periodismo narrativo, a través de publicaciones, actividades y talleres, de los que se han realizado más de 700 en 15 países de Iberoamérica. El taller con Juan Cruz, “Periodismo que cuenta”, fue el primero que se celebró en Puerto Rico y aglutinó a periodistas de Venezuela, Colombia, Argentina, Bolivia, Panamá, México y Puerto Rico. El leitmotiv que guió a Juan Cruz fue el “entusiasmo de contar una historia”, la felicidad de narrar, un elemento lúdico del periodismo que no está en los manuales y que también reivindicaba García Márquez al decir, “si te aburres escribiendo, el lector se aburrirá leyendo”.

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