[TRANSCRIPCIÓN]

Nore Feliciano: Estás escuchando De cerca, un podcast del Centro de Periodismo Investigativo.

Manifestantes: Si tocan a una, nos tocan a todas. Si tocan a una, nos tocan a todas…

Cristina del Mar Quiles: Es el 2 de mayo de 2021. Han pasado 97 días desde que el gobernador Pedro Pierluisi declaró un Estado de Emergencia por la violencia de género en Puerto Rico. En la última semana, dos mujeres han sido asesinadas por hombres que fueron sus parejas: Keishla Marlén Rodríguez Ortiz y Andrea Cristina Ruiz Costas.

Manifestantes: Tranquila, hermana, aquí está tu manada. Tranquila, hermana, aquí está tu manada.

Cristina del Mar Quiles: Los feminicidios movilizaron a cientos de manifestantes al Puente Teodoro Moscoso, desde donde se ejecutó uno de los crímenes. 

Manifestantes: Si nos tocan a una, nos tocan a todas.

Cristina del Mar Quiles: Fue una movilización espontánea, masiva y desgarradora. Llegaron grupos de amigas, familias con sus hijos, parejas… Entre los abrazos de consuelo, las fotografías de otras víctimas, y las consignas, era evidente el dolor de quienes estaban allí.

Era el país en duelo. 

Ese fin de semana fue brutal. 

Reportero: El jueves estuvo marcado por la tragedia, no solo porque fue el día en que Keishla Rodríguez fue reportada desaparecida, sino porque ese mismo día fue encontrado calcinado el cuerpo de Andrea Ruiz Costas. El sábado, las autoridades lograron la confesión del responsable, su pareja.

Cristina del Mar Quiles: Rápido, trascendió la información sobre cómo Ruiz Costas buscó auxilio ante lo que claramente era un patrón de violencia doméstica al que la tenía sometida su expareja, Miguel Ocasio Santiago.

Reportera: Mensajes de voz de Andrea Ruiz Costas evidencian el terror, el hastío y la frustración de una mujer de 35 años asesinada la semana pasada en Cayey ante el patrón de acoso de su expareja y la impotencia para conseguir la protección del sistema de justicia de nuestro país. 

Cristina del Mar Quiles: Un mes antes de su desaparición, había ido al tribunal en tres ocasiones. En la primera, pidió una orden de protección, pero la jueza no la concedió y optó por citarla para la semana siguiente, junto con su agresor. En la próxima, fue a denunciarlo criminalmente. Esa vez, una segunda jueza tampoco le creyó, y así quedó constatado en un audio filtrado de esa interacción. 

Jueza Ingrid Alvarado: Por la prueba presentada y creída, el tribunal determina no causa en esta etapa del procedimiento. Eso sería todo por mi parte, que tengan buenas noches.

Cristina del Mar Quiles: Desalentada por los resultados que había obtenido, por tercera vez fue al tribunal convencida de que no quería continuar con la petición de orden de protección. Sus palabras fueron “no quiero seguir con el caso, no quiero bregar más con esto”.

Esa conciencia de saber que el sistema de justicia pudo haber hecho algo se sumó allí en el Puente Teodoro Moscoso a un mar de sentimientos colmados por una rabia colectiva. 

Manifestante: Y para los jueces, para el sistema de Justicia, para los policías y para el Estado, ¡queremos consecuencias!

Cristina del Mar Quiles: Mi nombre es Cristina del Mar Quiles y hoy miramos De cerca el rol de los tribunales en la violencia machista en Puerto Rico.

Para Andrea Ruiz Costas el sistema falló. No puede haber dudas. Ella necesitaba la orden de protección. Y los crímenes que denunció sí se cometieron. Su experiencia llevó al plano público las interacciones entre víctimas y personal del sistema de justicia. En un reclamo de transparencia judicial, su familia demandó al Gobierno en múltiples foros para que se hicieran públicas las grabaciones de sus comparecencias al tribunal. 

Familiar de Andrea: Exigimos se le deje de dar excusas al país. Es imposible revictimizar a Andrea. Muy triste y dolorosamente ella fue asesinada por aquel contra el que buscó protección; protección que le negó el Estado.

Cristina del Mar Quiles: Una y otra vez, recibieron un “no” por respuesta. 

El 2021 culminó con 12 feminicidios íntimos, que son los asesinatos cometidos por parejas o exparejas de las víctimas o en circunstancias de violencia doméstica. Ante un problema social tan complejo como la violencia machista, la protección que puede ofrecer el sistema de justicia es el último eslabón en una cadena de eventos que se pudieron haber evitado. 

Pero el sistema falla. ¿Y quién rinde cuentas? ¿Cómo se arregla? ¿Qué cambios se implementan en los tribunales para que la experiencia de Andrea Ruiz Costas no se repita?

Ángela Jiménez: A Andrea yo la conocí. Me atendió en su tienda en Montehiedra. Yo te diría que como dos meses antes del desenlace fatal.

Cristina del Mar Quiles: Ángela Jiménez conoció a Andrea Ruiz Costas semanas antes de que su nombre fuera noticia. Lo supo después, cuando vio su fotografía en las redes sociales el fin de semana en que se reportó su asesinato. Ángela recuerda que llegó con prisa a la tienda, en busca de una pieza de ropa.

Ángela Jiménez: Yo creo que fui la última clienta esa noche, que estaba en toque de queda y se cerraba a las ocho. Así que yo llegué apresurada y le expliqué más o menos lo que estaba buscando. Ella, súper simpática, siempre con una sonrisa.

Cristina del Mar Quiles: Ángela estaba ansiosa por la hora.

Ángela Jiménez: Yo recuerdo que yo le dije, “Ay Dios mío, van a ser las ocho menos diez y entonces no quiero que te multen o te vaya a ocurrir algo porque todavía tienes clientes en la tienda cuando llegue el toque de queda comienza”. Y ella me dijo, “No se apure. En el peor de los casos, sale conmigo”.

Cristina del Mar Quiles: Ahora que conoce su historia, no puede sacar esa conversación de su mente.

Ángela Jiménez: Me recuerdo cómo estaba vestida, un traje rojo, muy simpática ella y todavía yo misma me pregunto, “Wow, si a lo mejor yo le hubiera hablado de lo que trabajo”.

Cristina del Mar Quiles: Ese es un gran pesar que carga consigo. Una pregunta que le martilla la conciencia: ¿Qué hubiera pasado si…?

Ángela Jiménez: Yo suelo hablar como una lora en todos los sitios y siempre adonde quiera que voy, siempre alguien sabe en lo que yo trabajo. Y esa noche no sé por qué, que a pesar de que hablamos de la ropa y del evento para el que la necesitaba, yo no le hablé de lo que trabajaba. Quizá, pudo haber hecho la diferencia en algunas cosas.

Cristina del Mar Quiles: Si hay alguien que puede entender las vicisitudes que experimentan las sobrevivientes de violencia doméstica en sus procesos en los tribunales, esa es Ángela Jiménez. Lleva 15 años como intercesora legal, acompañando a mujeres en casos civiles y criminales de violencia doméstica, así como a niños y niñas víctimas de violencia sexual.

Ángela Jiménez: Bueno, pues mi día no ha terminado. Todavía estoy de turno on call del Tribunal de San Juan. En este momento yo te podría decir que he atendido unos 13 casos del Tribunal de San Juan y un caso del Tribunal de Mayagüez.

Cristina del Mar Quiles: Ese es el balance de su día. Aunque tiene un horario de trabajo, las horas de entrada y salida raras veces son previsibles. Me encuentro con ella en el gazebo del complejo residencial donde vive, en San Juan. Aunque ya son las 10:00 p.m., su teléfono sigue sonando.

Ángela Jiménez: Todos mis días son así, incluyendo los sábados, los domingos y los feriados, porque yo trabajo fines de semana y feriados, hago on call a tres tribunales.

Cristina del Mar Quiles: Como Jiménez, apenas hay otras 34 intercesoras legales en Puerto Rico. Su figura, para quienes tienen que enfrentar en el tribunal a una pareja o expareja que les hizo daño, es crucial.

Ángela Jiménez: Es salir de sala y tener una persona que le diga, “Lo que pasó allí, en arroz y habichuelas, es esto. Y esto es lo que te corresponde a ti, como sobreviviente, manejar versus esto es lo que le toca al Estado versus esto es lo que le toca al agresor, verdad”. Es esa persona que te va a buscar hasta el estacionamiento para que puedas pasar ese procedimiento de entrar al tribunal segura porque él está allí, en la esquina de la maquinita de los refrescos.

Cristina del Mar Quiles: Y es que para muchas, enfrentarse a la frialdad de un tribunal requiere de una gran dosis de valor. Las figuras de fiscales, el lenguaje legal, la persona con toga sentada al estrado, el alguacil con arma y, encima, una persona a la que, muchas veces se le ha amado, o se le ama todavía, pero que ha sido violenta con ella. 

Ángela Jiménez: No conocen el sistema judicial. Quizá, como bien te mencioné, no saben identificar quién es la figura de cada cual dentro del sistema judicial. Hay otras que van cómodas porque conocen el poder, el proceso judicial, a lo mejor porque han enfrentado otras situaciones, ya sea ellas o familiares. En ocasiones sienten que les escuchan y les validan, en otras se sienten frustradas.

Cristina del Mar Quiles: La experiencia le ha dado a Ángela la capacidad de identificar las mejores estrategias para que sus acompañadas reciban la protección que necesitan y puedan navegar la difícil situación en la que se encuentran. Tiene unos consejos bien específicos a la hora de ofrecer ante el juez o la jueza su testimonio.

Ángela Jiménez: El que nos lleven a nosotros, a los que estamos alrededor, poder visualizar lo que ellas vivieron, porque como yo les digo, “Nosotros somos sus espectadores y nosotros necesitamos a través de tus ojos ver lo que tú viviste para poder validar lo que tú viviste o estás viviendo”.

Cristina del Mar Quiles: Además del lenguaje corporal y el trato hacia el juez o la jueza que preside la sala, la intercesora legal ha hecho hincapié en frases que deben decirse para obtener una orden de protección.

Ángela Jiménez: “Yo solicito una orden de protección porque yo temo por mi vida, porque yo tengo miedo, porque yo le tengo miedo al agresor, porque yo temo por mi seguridad y la de mis hijos”. Esa palabra es clave: temor, miedo, temor, temor, miedo. Esa palabra no debe faltar en un testimonio.

Pero el hecho de que no lo diga no quiere decir que no se tenga que otorgar una orden de protección, porque ella ya trajo unos incidentes que cuando uno los escucha en su totalidad, uno dice, “demasiado agresivo o demasiado hostil, o en efecto, la maltrató física, emocional, sexualmente”.

Cristina del Mar Quiles: Sin embargo, pareciera que, para muchas víctimas, que no han tenido la suerte de contar con el apoyo de una intercesora legal, el sistema judicial es como enfrentarse a un juego de supervivencia donde tienen que adivinar unas reglas no escritas para poder prevalecer. ¿Qué pasa si no tienen esta información?

Ángela Jiménez: En un caso criminal, un abogado de defensa, le cuestiona a la víctima o sobreviviente, “Es que usted en ningún momento dijo que temía por su seguridad. ¿Verdad que usted nunca lo dijo?”

Cristina del Mar Quiles: Miedo. Temor. Aquellas palabras clave que la intercesora enfatiza que incluyan en los testimonios no estuvieron presentes en el de Andrea Ruiz Costas. 

Ángela Jiménez: Andrea no dijo que temía por su seguridad, pero eso no implica que no, que no existían los elementos para otorgar la orden de protección.

Cristina del Mar Quiles: Para Ángela Jiménez, hablar de Andrea Ruiz Costas es traer a la conversación la impotencia por aquello que se pudo haber hecho diferente y quizás, haber evitado el desenlace que hoy nos trae a recordar su historia.

Cristina del Mar Quiles: El día en que salió la noticia de Andrea Ruiz Costas y su experiencia ante los tribunales del país, la jueza presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Maite Oronoz Rodríguez, envió un comunicado de prensa que se titula “declaraciones autorizadas”.

En resumen, se expresa devastada. Absolutamente devastada.

Cita a una reunión de emergencia con los jueces y juezas de las 13 regiones judiciales para evaluar el manejo de los casos de violencia de género que se presentan ante los tribunales. Designa un comité para evaluar toda la información, documentos y grabaciones de las distintas vistas que se celebraron. Y culmina: “Asumiremos nuestra responsabilidad sin excusas, rendiremos cuentas al País y haremos todo lo que corresponda. Tienen mi palabra”.

Casi un año después, conversé con la jueza presidenta sobre este tema. Desde su oficina, en Puerta de Tierra, acepta que hay resistencia histórica a la rendición de cuentas en la rama judicial. Luego, reconoce que, sí, hay fallas sistémicas de los tribunales al atender los casos de violencia de género. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Por supuesto que existen fallas sistémicas. El sistema nunca va a ser perfecto. Y el que diga que no tiene fallas en su propio recinto, pues obviamente me parece que no está siendo honesto u honesta consigo mismo y ciertamente no con el país.

Cristina del Mar Quiles: Una de esas fallas es que el sistema es inaccesible para muchas sobrevivientes de violencia doméstica. La Administración de Tribunales identificó que la mayoría de las víctimas de feminicidios entre enero de 2020 y julio de 2021 nunca fueron a un tribunal. De 24 feminicidios íntimos, solo en siete casos hubo intervención del tribunal antes del asesinato. Muchas veces, las sobrevivientes evitan el proceso. Otras, se arrepienten, porque es agotador. ¿Tiene que ser así? Oronoz me habló de los resultados de una evaluación anterior. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Tú tienes personas que van a los tribunales y entienden que el proceso es adecuado, según el informe con las luces y las sombras que pueda tener, pero a la luz de lo que surge del informe, el por ciento de satisfacción del proceso es alto. Eso no quiere decir que no hay espacio para mejorar.

Cristina del Mar Quiles: Oronoz dijo que la búsqueda de la respuesta a este problema tiene que alcanzar un balance entre proteger los derechos constitucionales de un acusado en un proceso criminal y facilitarle el proceso a la víctima sobreviviente. ¿Cómo se aligera todo dentro de este balance? 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Se hizo un formulario único para las órdenes de protección. Se hizo una sala municipal virtual precisamente para evitarle a la víctima no solamente tener que trasladarse al tribunal, sino exponerse al agresor. Pueden hacer esas llamadas por videoconferencia desde el mismo albergue. Con los calendarios escalonados, se han minimizado las horas de espera y se ha minimizado el término en el que se otorga la orden de protección.

Cristina del Mar Quiles: Le hablé a Oronoz sobre cómo intercesoras legales como Ángela recomiendan el uso de palabras claves, como “miedo” y “temor”, y comportarse de cierta forma, para lograr una orden de protección o que se determine causa en el caso criminal. ¿Por qué el proceso es así?  

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Parte de los adiestramientos que hemos estado dándole a jueces y juezas es un poco cómo tú procuras información y la mejor manera es haciendo preguntas. Cómo tú haces preguntas que te lleven un poco a esclarecer la verdad que al final del día es lo que, lo un poco es la función del juez y la jueza.

Cristina del Mar Quiles: Y aunque hay distintas escuelas de pensamiento sobre cuál debe ser el rol de un juez o jueza ante los que casos se les presentan, Oronoz está posicionada. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Tienes que preguntar. No necesariamente porque hay que castigar a alguien, es que si no preguntas, tienes una víctima en proceso que no te va a dar los detalles necesarios. Si tu rol es adjudicar si esta persona necesita una orden de protección porque su vida está en peligro, tienes que conocer si su vida está en peligro. Y a falta de un abogado o una abogada y a falta en ocasiones de una intercesora, el rol del juez o la jueza tiene que ser indagar la verdad y tienes que hacer preguntas.

Cristina del Mar Quiles: Esas preguntas faltaron en la interacción de la jueza Ingrid Alvarado Rodríguez en la vista de causa para arresto, en la que Andrea Ruiz Costas describió cómo estaba siendo víctima de violencia psicológica por parte de su expareja. 

Por eso, le dije a la jueza que habláramos de Andrea Ruiz Costas. En su memoria, es importante tenerla presente. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: De entrada, y yo sé y estoy convencida. Andrea va a estar y va a ser una presencia siempre. Creo que es un hito en nuestra vida en común, yo no creo que nadie que haya vivido ese momento lo vaya a olvidar.

Cristina del Mar Quiles: Las denuncias de la familia de Ruiz Costas provocaron que se ordenara una investigación sobre las juezas que interactuaron con la víctima. Concluye sin consecuencias. Solo sugiere “invitar” a la jueza Alvarado Rodríguez para que, más allá de cumplir con los rigores de ética judicial, se asegure de brindar confianza a las personas que acuden al foro judicial de que sus reclamos fueron adecuadamente considerados. Hace recomendaciones de reformas legislativas y un llamado a la introspección. 

Le pregunté a Oronoz, más allá de mirar cómo dos juezas aplicaron la discreción judicial y sugerir autoreflexión, ¿dónde en el informe está el análisis de cómo falla el proceso?

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Las iniciativas de autorreflexión empezaron mucho antes y las iniciativas para mejorar el sistema y para atender y erradicar la violencia de género empezaron mucho antes.

Cristina del Mar Quiles: Sí, de acuerdo. Me refiero al resultado de ese informe que creo que hay una, había una expectativa mayor de cuál iba a ser el resultado de ese informe específico.

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Mira, yo creo que es un poco injusto. Si bien, y deja decirlo porque entiendo que es injusto y en parte yo soy causante de la, de parte del problema. ¿Por qué? Por querer tener contestaciones relativamente rápidas, se le pide a un grupo de jueces y juezas en funciones, que seguían trabajando 24/7, en un turno completo de jueces y juezas, que en un periodo muy corto hiciera una evaluación de un tema muy complicado.

Cristina del Mar Quiles: Para Oronoz, el trabajo que se hizo en el periodo de tiempo estipulado, en el contexto de una pandemia, fue excepcional. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Yo no he visto este ejercicio de autorreflexión en otros poderes y en otras entidades que tienen que ver directamente con el tema de violencia de género. Así que si bien no es un proceso perfecto y tienes y puedes tener personas que hubiesen querido mucho más, yo creo que hay que dar un poco de crédito a que, a que se hizo, que se hizo en un momento complicado en el país, que fuimos el único ente que tuvo un poco de espacio para, vamos a mirarnos honestamente.

Cristina del Mar Quiles: Insistí en que hablábamos de unos casos en específico: la investigación que se hizo sobre cómo las juezas atendieron los reclamos de Andrea Ruiz Costas, y el examen de los otros seis casos de feminicidios en los que la víctima o el feminicida acudieron a los tribunales. ¿Cuáles son las consecuencias para estos jueces?

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Pensar que X juez o X jueza es responsable de que asesinen a una mujer me parece una adjudicación muy injusta. El juez y la jueza puede haberlo hecho todo bien y el fiscal y la fiscal extraordinariamente bien, y el policía también, y los albergues dieron la ayuda necesaria, y todavía puede ocurrir un feminicidio, porque no es una problemática que tú puedes decir a ciencia cierta o con unas estadísticas matemáticas de si el juez lo hace bien o la fiscal lo hace bien, vamos a evitar todos los feminicidios en Puerto Rico. Yo creo que no solamente no es real, sino que es un poco, sin quitarnos responsabilidad, Cristina, yo no estoy, o sea, quiero hacer un paréntesis. No estoy minimizando nuestro rol ni lo que tenemos que mejorar en el proceso. Me parece injusto singularizarlo y minimizarlo porque es un problema muchísimo más amplio.

Cristina del Mar Quiles: Y claro, nunca se sabrá si una orden de protección hubiera cambiado el destino de Andrea Ruiz Costas. Pero, en la medida en que no hay consecuencias, ¿qué le dice el poder judicial a las víctimas ante la falta de un análisis más profundo sobre qué ocurre y falla en estos procesos?

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Mira, seis de las víctimas tenían una orden de protección. Así que es un poco para poner en contexto que, que tampoco esa es la solución. Yo creo que el tribunal sigue siendo con, todo el espacio que tenemos para mejorar, sigue siendo la mejor alternativa en muchas de las ocasiones, posiblemente en la gran mayoría de las ocasiones. Yo creo que acudir ya sea a la Policía, o a la Fiscalía o a los tribunales y obtener una orden de protección en la gran mayoría de las ocasiones funciona. Que nos quedamos cortos, por supuesto. Por supuesto.

Cristina del Mar Quiles: Es una conclusión lógica, dijo Oronoz.

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Cuando tú ves lo que ocurre en Puerto Rico, cuando tú ves la cantidad de mujeres que asesinan, cuando tú ves la cantidad de mujeres que son agredidas, acechadas, violadas. Pues claro que tenemos un problema de país. Y mi compromiso es que desde el Poder Judicial demos la mejor respuesta posible. Yo puedo entender la frustración cuando ocurre una tragedia como las que han ocurrido este año y el pasado, y que las contestaciones no sean satisfactorias porque no estamos solucionando el problema. La pregunta que nos hacemos al interior es, “Dentro de lo que controlamos, ¿cómo podemos hacerlo mejor?”

Cristina del Mar Quiles: Oronoz enfatiza en la necesidad de que el trabajo de los tribunales se mire en un contexto más amplio. 

Jueza Maite Oronoz Rodríguez: Yo pienso que nosotros como sociedad fallamos en que, y es necesario, no podemos dejar de hacerlo, nos enfocamos mucho en vamos a prevenir ese acto de violencia, vamos a alertar, vamos a darle herramientas a esa víctima que sepa cuando está in crescendo esa volatilidad y esa violencia de ese agresor. ¿A dónde ir a buscar ayuda? ¿Tú sabes dónde no nos enfocamos? En el agresor. ¿Por qué no hay un enfoque masivo, coordinado, concertado para acabar con el problema singular, el problema principal de la violencia de género, que es el agresor? Y nos enfocamos en la víctima y nunca en el agresor, que es el único que puede parar el patrón de abuso de violencia.

Cristina del Mar Quiles: Y no deben quedar dudas de que el culpable de la violencia es quien la ejerce. Con una educación de equidad, no tendrían los agresores que haberse formado en el machismo.

Pero no tenemos un sistema de educación que promueve la equidad. No vivimos en una sociedad de igualdad. 

Mientras tanto, son las mujeres sobrevivientes de violencia doméstica quienes continúan cargando con el peso de tener que hacerse de una vida lejos de la persona que las violentó. Abrirse paso entre la burocracia sistémica. Defenderse. Buscar ayuda para superar sus traumas.

La intercesora legal Ángela Jiménez, que escuchamos hace un rato, lidera un grupo de apoyo para sobrevivientes. En este espacio, se acompañan mutuamente. Ven que otras comparten sus mismas experiencias y entienden que no están solas. 

Conversamos con tres de ellas. Las llamaremos Ana, Claudia y María.

Ana: Entro al grupo de apoyo y la verdad mi impresión fue increíble porque jamás pensé que iba a estar rodeada de personas que estaban pasando por situaciones similares a la mía, pero que todas estábamos ahí por un fin y era pues pasar por ese proceso y seguir adelante. Y ese grupo de apoyo para mí fue crucial. Y no es tan sólo pasar el proceso y ya se acabó ahí, sino continuar buscando esas herramientas que nos van a permitir seguir, seguir hacia adelante. Y eso es lo que el grupo de apoyo te brinda, no tan solo el antes ni durante, sino el después…

Claudia: De cómo te mantiene, porque ves las experiencias también de las otras y siempre te refresca para no caer nuevamente como en esos ciclos de control y poder.

Cristina del Mar Quiles: Para todas, la oportunidad de haber contado con orientación y apoyo para enfrentarse al proceso fue fundamental. 

Ana: Gracias a la intercesora que tenía en ese momento que siempre estuvo ahí para mí. Eso fue lo más que te puedo decir, que me ayudó a continuar el proceso y a dirigirme, a dirigirme. Y son personas que realmente tienen una preparación, que te brindan el apoyo que necesitas, el apoyo correcto en términos de orientarte, de escucharte, de estar ahí en todo momento…

María: De darte la fortaleza de tú seguir adelante y no echar hacia atrás…

Cristina del Mar Quiles: Y es que las tres pueden identificarse con Andrea Ruiz Costas. Hablaron sobre lo difícil que es denunciar y probar, sobre todo, el maltrato psicológico. María, por ejemplo, fue múltiples veces al tribunal.

María: Yo solicité más de tres órdenes de protección. Nunca se me otorgó ninguna. Para evitar lo que después viví la agresión física. Pues que fue una etapa difícil, pero la superé y eché adelante.

Cristina del Mar Quiles: Ana, de inmediato, valida la experiencia de María. 

Ana: Tener que solicitar tres órdenes y que no te la dieran y esperar entonces a tener un maltrato físico y llegar a ese nivel. No es tan solo el quitarte ese valor es que también a la vez te sientes como que pues ‘no estoy pasando nada. Soy yo’. Y la realidad es que no. Ya existía algo previamente y es lo que se tiene que hablar desde ahora, porque si a lo mejor se toman las medidas desde el inicio de un tipo de maltrato, como es psicológico o emocional, pues se puede evitar estas muertes que están pasando.

Cristina del Mar Quiles: Ellas también tienen algo que decir sobre cómo el sistema debe mejorar. 

María: Más coordinación para trabajo en equipo, para que se unan las tres agencias, tanto la Policía, el Departamento de Justicia como Tribunales, para que se trabaje en equipo.

Ana: Exactamente. Sí porque unos te dicen una cosa, otros te dicen otra acá, “esto se trabaja así”. Entonces pues, ¿cuál es el protocolo real? ¿Qué es lo que se debe de seguir?

Cristina del Mar Quiles: Tiene que haber adiestramientos.

Claudia: De cómo se le da ese trato cuando cuando llega la víctima en primera instancia a socorrer, porque es que cuando realmente se da el paso de llegar a buscar ayuda, ya sea en la Policía o sea en el propio tribunal, es porque ciertamente uno ve que ya no aguanta más. Uno lo piensa, lo piensa mucho.

Cristina del Mar Quiles: Y, sobre todo, empatía. 

Claudia: Es como escoger a los mejores y a la vez asegurarse de que de por sí tienen la sensibilidad y que pueden entender y claro, continuamente el adiestramiento y las herramientas.

Cristina del Mar Quiles: La violencia doméstica es el resultado de una sociedad que sigue privilegiando el poder de los hombres sobre las mujeres. 

Mientras cambiamos eso, existen las instituciones como la Policía y los tribunales, leyes, iniciativas, protocolos y programas que deberían tener la capacidad de ofrecer recursos y ayuda a las víctimas y sobrevivientes de violencia doméstica. 

Y esas instituciones tienen que rendir cuentas. 

Nore Feliciano: Si tú o alguien que conoces está en una relación de violencia doméstica existen múltiples formas de apoyo para ti. Puedes llamar a la línea de ayuda 787-489-0022, cualquier día de la semana, a cualquier hora.

Escuchaste De Cerca, un podcast del Centro de Periodismo Investigativo. Fue producido y narrado por Cristina del Mar Quiles, con el apoyo de Alejandra Lara Infante y Luis Valentín. El sonido de las manifestaciones fue de un video tomado por Ana María Abruña para el medio Todas. El diseño de sonido fue hecho por Nore Feliciano. La edición estuvo a cargo de Luis Valentín y Carla Minet. 

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