Cuatro días antes de que los resultados del estudio Mortalidad en Puerto Rico tras el Huracán María fueran publicados, la Universidad de Harvard informó los hallazgos al Gobierno de Puerto Rico, pero no recibió ni acuse de recibo. No fue hasta que The New York Times contactó al Gobierno para hablar sobre los resultados que La Fortaleza pidió una reunión con los investigadores, indicó al Centro de Periodismo Investigativo (CPI) el profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Rafael Irizarry Quintero.
“Contestan cuando el New York Times los llama. Contestan y piden hablar con nosotros…”, sostuvo el profesor, quien trabajó el aspecto estadístico del estudio.
Durante esa reunión en La Fortaleza, explicó el profesor, discutieron los resultados y lo difícil que había sido para los investigadores de Harvard obtener datos del Registro Demográfico. En la reunión “había un grupo que decía que sí” estaban proveyendo la información requerida, cuando no era así, recordó. Aunque no pudo precisar quiénes estuvieron en la reunión, sí dijo que había estadísticos del Gobierno y que el Gobernador ni el secretario de Seguridad Pública, Héctor Pesquera, quien era quien ofrecía la información sobre las muertes en ese momento, estaban presentes.
“La conversación [en la reunión] se centró, [en] nosotros explicándoles lo que habíamos encontrado en detalle [en la investigación], y en ese punto que nosotros estábamos diciendo que no habíamos conseguido la data del Registro [Demográfico]”, explicó Irizarry Quintero al CPI.
Según el profesor, los académicos explicaron a los funcionarios que no hubiera sido necesario hacer el estimado de muertes a base de encuestas si los datos del Registro Demográfico hubieran estado disponibles.
El estudio de Harvard, publicado en mayo de 2018, sugirió que entre 793 y 8,498 personas fallecieron directa o indirectamente por el huracán y que los fallecimientos se extendieron hasta finales del 2017. El profesor enfatizó en la importancia de que siempre se hiciera referencia al intervalo de confianza. En este caso, el intervalo de confianza era 95% de 793 a 8,498 (muertes), donde 4,645 caía en el medio de esa cantidad. Esto significa que el método estadístico implementado en el estudio generó un intervalo de confianza que tiene una probabilidad de 95% de incluir el recuento de defunciones real.
La falta de acceso a los datos del Gobierno sobre mortalidad para el 2017 fue lo que llevó al grupo de Harvard a hacer su estudio mediante encuestas al azar en el que estimaron 4,645 muertes luego del huracán. Luego de que el Gobierno hiciera públicos los datos de mortalidad de los años 2015 al 2017 en junio de 2018, los investigadores ajustaron la cifra estimada a 3,000 defunciones, “un número muy parecido al de GWU”, según Irizarry Quintero. El estudio de GWU, comisionado por el Gobierno de Puerto Rico, estima 2,975 muertes después del ciclón.
Irizarry Quintero explicó que el modelo estadístico ajustado tomó en consideración los cambios en la tasa de mortalidad, el efecto de la temporada (más gente muere en invierno que en verano) y la cantidad de gente que se había ido de Puerto Rico tras el ciclón.
“Nosotros en un momento no estábamos seguros si íbamos a seguir con la investigación porque ustedes (el CPI), el New York Times y unos investigadores en Penn State habían presentado los números, y era claro que el Gobierno estaba mal. Tomamos la decisión de seguir porque el Gobierno, a pesar de ver esa evidencia clara, continuaba insistiendo en los números bajitos. Segundo, que nos preocupaba que el efecto siguiera después de octubre [de 2017]. Porque todo lo que había salido a ese momento era hasta octubre”, sostuvo.
Irizarry Quintero indicó que las expresiones de Pesquera, comparando la mortalidad de septiembre del 2017 con la de diciembre y enero los motivó a seguir con su investigación, ya que por lo regular hay más muertes en invierno que en el verano.
“Cuando tú lees eso y eres estadístico, te preocupas, porque estás comparando chinas con botellas”, manifestó el profesor durante un conversatorio en el anfiteatro de arquitectura de la Universidad de Puerto Rico.
Poco dinero para un gran esfuerzo
El estudio de Harvard tuvo seis veces menos fondos que los asignados por el Gobierno a GWU, que tuvo un costo de $305 mil.
“Teníamos un poquito de funding de la Escuela (de Salud Pública de Harvard), pero bien poquito, $50 mil, y se fue todo pagándole a las personas que hicieron las encuestas. Una encuesta más grande hubiera sido más informativa”, sostuvo.
La Universidad Carlos Albizu fue la encargada de hacer las 3,299 encuestas.
Los encuestadores iban a las casas con las coordenadas que les daban los investigadores y luego la información recopilada llegaba rápidamente a los investigadores de forma electrónica, explicó Irizarry.
Nuevos hallazgos en un segundo estudio con datos a la mano
Luego de tener toda la información oficial sobre las muertes en Puerto Rico del 2015 al 2017, los investigadores de Harvard compararon la mortalidad de María con otros huracanes ocurridos en la isla como Georges y Hugo. También compararon los datos de María con los de Katrina (Louisiana) e Irma (Florida).
Esta nueva información fue publicada hace seis meses en bioRxiv, un portal que permite exponer estudios que están en proceso de aprobación, explicó el profesor.
El trabajo estadístico que realizó Irizarry Quintero junto al estudiante doctoral Rolando Acosta, encontró un aumento prolongado en la mortalidad después de Katrina y María, con una duración de al menos 125 y 207 días respectivamente, lo que significa que los eventos relacionados a María causaron un daño a más largo plazo.
También encontraron que en el 1998, el huracán Georges tuvo un impacto comparable al de Katrina con un aumento prolongado en fatalidades de 106 días, lo que resultó en 1,400 muertes en exceso.
Las causas de muerte que aumentaron, según el profesor, fueron los ataques al corazón, diálisis y fallos del sistema nervioso y respiratorio, que son consistentes con un sistema de salud colapsado. El CPI ya había reportado desde diciembre de 2017 que las muertes tras María se dispararon principalmente en los hospitales y asilos, con condiciones como diabetes, Alzheimer, paro cardiaco, fallo renal, hipertensión, neumonía y otras enfermedades respiratorias.
En el estudio realizado luego que el Gobierno hiciera públicos los datos de mortalidad, los investigadores llegaron a la conclusión de que al menos desde 1998, el sistema de salud de Puerto Rico se encuentra en un estado precario y que casi un año después del huracán María, el país no estaba preparado para el embate de otro huracán.
Irizarry Quintero recomendó al Gobierno atender el asunto de la electricidad, sobre todo en los hospitales, y asegurar que la gente tenga acceso a los servicios médicos que necesitan.