[TRANSCRIPCIÓN]

Nore Feliciano: Estás escuchando De cerca, un pódcast del Centro de Periodismo Investigativo.

Laura Quintero: Cuando te piden la dirección, es posible que contestes con algún número de casa y el nombre de alguna calle. 

Pero no siempre es así.

Mayra Cirino: Vamos a decir abandonada, hay un palo de pana…

Ana María Abruña (fotoperiodista): Pero, ¿la casa cómo es? Porque hay una pintada de gris, hay algo aquí pintado de gris completo, con unos bloques ornamentales blancos. Hay otra casa que parece que tiene piedras en las paredes.

Laura Quintero: Mayra Cirino es líder comunitaria en Colobó, en el barrio Medianía Alta, en Loíza. 

Y en el teléfono está la fotoperiodista Ana María Abruña. Mayra le intenta explicar cómo llegar a su casa. El GPS no ubica la calle. 

Mayra Cirino: En la esquina de la izquierda, hay una casa en construcción. Ajá, pues le vas a dar a la derecha.

Laura Quintero: En Colobó, como en tantas otras comunidades, los caminos no tienen nombre; las casas no tienen número.

Ana María Abruña (fotoperiodista): Y le doy a la derecha. Hay como unas matas de plátano y una casa color peach.

Laura Quintero: Cada persona usa referencias distintas para que llegues a tu destino.

Así lo hace Lidia Fuentes, en Villa Batata, otra comunidad de Loíza.

Lidia Fuentes: Entre por la Ferretería Miranda, dobla, sigue y dobla luego a mano derecha, y en los coqueros, pues ahí me encuentran. Pregunte por los coqueros que todo el mundo sabe.

Laura Quintero: Y Carlos Quiñones, quien vive en Melilla, Loíza, también usa puntos claves para que llegues a su barrio.

Carlos Quiñones: ¿Cómo llegas a Melilla? Pues mira, es cerca al límite del correo grande, cerca de Acuática, después que pases el Restaurante El Parrilla, entrando por la Taberna de Bozó, ahora, que está el negocio.

Laura Quintero: Cuando los vecinos de Colobó, Villa Batata y Melilla escriben la dirección física de su casa, casi todos ponen lo mismo: el número de la carretera y el kilómetro donde se ubica la entrada de la comunidad. 

No existe otra dirección para diferenciar cada casa o camino.

Típicamente, esto no es un problema. Los puertorriqueños siempre han confiado en las referencias para navegar por las calles o caminos sin nombre, especialmente en áreas rurales.  

Pero cuando se trata de una emergencia, el asunto puede ser de vida o muerte. 

Voz 1 (radio): Positivo. En los buzones a la izquierda, la primera entrada a la derecha, la cuarta residencia a la derecha. La casa es azul y blanca. 

Voz 2: 7-1. [sonido de radio]

Laura Quintero: Mi nombre es Laura Quintero, periodista de la Unidad Investigativa de Género del medio Todas y el Centro de Periodismo Investigativo, y hoy miramos De cerca cómo la falta de dirección dificulta el acceso a servicios esenciales.

Ordaliz Pizarro vive en una casa de madera y techo de zinc que construyó con su esposo hace 12 años. Vive al lado de su madre y tío, en la comunidad Colobó, en Loíza. En su casa vive con dos hijas menores de edad, dos nietos y su esposo, paciente de cáncer de pulmón. 

[sonido de viento de huracán] 

Al igual que muchos de nosotros, Ordaliz recuerda muy bien cuando pasó María. El huracán se llevó parte del techo de su casa. 

Seis años después, todavía tiene toldos azules. Su esposo improvisó desagües con botellas de refresco que colocó en el techo. 

Ordaliz Pizarro: Tengo 20 trapos allá arriba, tengo galones picados para que el agua corra para abajo. Tengo cuatro toldos en el techo ahora mismo. La cocina parece un colador porque no lo voy a negar; el baño ni se diga. Esa es una odisea. O sea, en el baño llueve más adentro que afuera. Si yo voy al baño ahora mismo, que estuviera lloviendo, es como si estuviera en una cascada.

Laura Quintero: La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, FEMA, le denegó la asistencia después del huracán María. Ella apeló mostrando fotos de los daños. Finalmente, le dieron una ayuda para reponer los enseres y muebles, pero el techo sigue dañado. 

Cuando el huracán Fiona pasó sobre Puerto Rico, en septiembre de 2022, la casa de Ordaliz todavía tenía daños del huracán María. 

La falta de una dirección física le impidió tener acceso a algunos recursos y ayudas como las que provee FEMA. Usa diferentes direcciones postales de familiares porque no cuenta con dirección propia. 

Ordaliz Pizarro: Para él, casi siempre pongo la del buzón de la hermana de él y yo pongo la del buzón de mi abuela. En ocasiones, casi siempre me dicen: “No, porque ya hay otra persona usándola”. Pues si la persona ya cogió la ayuda, pues yo no la puedo coger.

Laura Quintero: Esto fue lo que pasó después de Fiona. Ordaliz buscó ayuda con la solicitud de asistencia de FEMA. Eran 700 dólares que le hubieran servido para la compra de alimentos, medicinas o cualquier otra cosa que su familia necesitara. 

Esperó en la fila durante aproximadamente hora y media. Cuando le tocó su turno, no pudo completar el registro, porque el sistema de FEMA le decía que ya alguien había solicitado la ayuda usando la misma dirección. 

Ordaliz Pizarro: Yo llené tres veces y por la dirección, nunca me lo dieron.

Laura Quintero: La ayuda nunca llegó.  

Ordaliz Pizarro: Y estamos en esas, tratando de sobrevivir como toda persona pobre. No quiero mucho porque realmente yo no pido tanto para mí, sino para el bienestar de mis hijos.

Laura Quintero: El problema de la falta de dirección afecta más a las mujeres como Ordaliz de clase social pobre, madres y con familiares enfermos bajo su cuidado. 

La organización feminista Taller Salud hizo un censo de la vivienda comunitaria en Loíza en el 2021. No imaginaron que la falta de una dirección fuera a salir a relucir como una de las problemáticas que hace más vulnerable a la comunidad. 

Jennifer De Jesús dirige el programa de Comunidad y Liderazgo de Taller Salud. 

Jennifer De Jesús: Desde que pasó María, nosotras hemos estado en la calle visitando gente, o sea, nosotras hemos visto de todo, este, y algo que a mí me sorprendió fue el problema de las direcciones. Eso a mí me dejó: “What, que ninguna de las entrevistadas, ninguna, tenía dirección”. 

Laura Quintero: Taller Salud encuestó a 366 personas, y todas dijeron no tener dirección para su casa.  El 65% eran mujeres. El 51% personas mayores de 60  años.

Jennifer De Jesús: Ahí fue como: Ah, ahora empiezo a entender un montón de cosas. Porque cuando tú no tienes una dirección, tú no accedes a derechos humanos. Lo más crítico: cuando yo llamo a una ambulancia o al 9-1-1 porque alguien en mi casa tiene un infarto masivo, la ambulancia no sabe a dónde llegar. No sabe adónde llegar porque no hay una dirección. No hay… Hay comunidades enteras que comparten una dirección.

[Sonido de teléfono]

Luz Rodríguez: Manejo de emergencias. Buenas noches.

Voz 1 (radio): Buenas. Paso escena 101.

Luz Rodríguez: Te habla Rodríguez, 6901. ¿Caso médico?

Voz 1 (radio): Correcto.

Luz Rodríguez: Sí, envíalo, por favor.

Voz 1 (radio): 6901, te envié el caso ahora. 

Laura Quintero: Así empieza el referido de un caso a Manejo de Emergencias Municipal de Arecibo. La radio-operadora, Luz Rodríguez, contesta la llamada del Sistema 9-1-1. Le refieren el caso de un adulto mayor, cuyo nombre omitiremos, para proteger su identidad. 

Luz Rodríguez: Ok, ¿dónde queda?

Voz 1 (radio): Sector Arenalejo.

Luz Rodríguez: En Arenalejo. ¿En qué parte de Arenalejo? ¿Cerca de dónde?

Voz 1 (radio): Indicó que entre el cementerio y el correo.

Luz Rodríguez: Entre el cementerio y el correo. ¿Tiene algún número de casa, la residencia?

Laura Quintero: El paciente da el número de la carretera. Dice que su casa queda en la misma esquina. Aunque la calle no tiene nombre oficial, él colocó un letrero para identificar la calle.

Luz Rodríguez: ¿Me puede dar el color de la casa?

Laura Quintero: El hombre contesta que la casa es de un color claro. Añade que tiene estacionado dentro de la marquesina un carro grande color verde, y que dejará la bombilla encendida para que le vean. 

Afortunadamente, los paramédicos llegaron en solo ocho minutos.

Pero en otros casos, la falta de dirección retrasa el tiempo de respuesta. 

Y esto es común. Se repite casi todas las semanas. Personas que llaman desde barrios a través de Puerto Rico, sitios sin una dirección, que puedan nombrar y colocar en un mapa. 

Algunos dan el número de buzón, que está en un área apartada, y no en la casa. Los despachadores de emergencia tienen que volver a llamar. A veces los paramédicos prenden la sirena de la ambulancia, para ver si el paciente escucha su sonido. Le preguntan por teléfono: “¿Me oye, ahora?”, para saber si están en el lugar correcto.

La ansiedad de que los paramédicos se pierdan en su búsqueda de la residencia se repite en Loíza, como explica Neida Pizarro.

Neida Pizarro: Y hubo una ocasión que se llamó la ambulancia para una persona que convulsó en la carretera. La cuestión fue que Se llamó la ambulancia y el muchacho pasó de la calle, volvió y viró, volvió y pasó. Le digo que literal él bajó y subió en tres ocasiones para luego entrar a la calle Melilla, a recoger la persona.

Laura Quintero: La Unión Postal Universal, que es parte de las Naciones Unidas, establece que tener una dirección debe ser un bien común público.  

En Puerto Rico, el Gobierno no tiene una cifra exacta de cuánta gente pudiera no tener dirección física. Pudieran ser alrededor de 300,000 hogares, o casi un millón de personas, según estima la organización sin fines de lucro iCasaPR.

Ante la ausencia de un número de casa, m ucha gente recurre al número de buzón. Pero, los buzones también son compartidos, a veces, por decenas de personas de una misma familia.  

La profesora María Hernández, directora del programa Pro Bono de la Escuela de Derecho de la UPR, vio esto de primera mano cuando asistió a los residentes de Miñi Miñi en Loíza. 

María Hernández: Cuando estábamos llenando los formularios, no nos dejaba hacerlo. Así que los estudiantes que estaban conmigo y yo pues dijimos, pues son residencias distintas, que reciben daños distintos por el evento atmosférico, ¿verdad? Son familias aparte. No son parte de una misma familia, así que nosotros podemos reconocer esas viviendas añadiéndole una extensión, la misma dirección, pero con una extensión. 

Laura Quintero: O sea, pusieron un número o extensión al final de una dirección en común. Así los 30 residentes de Miñi Miñi que recibieron ayuda de la UPR pudieron remediar esta primera barrera para recibir los fondos de recuperación. Otras tantas personas, que no contaron con ayuda, no pudieron solicitar. 

Por ejemplo, Carlos Quiñones, de Melilla en Loíza. Lo escuchamos al principio de este episodio, dando direcciones para llegar a su hogar. Su casa todavía tiene filtraciones después de los huracanes María y Fiona, que no ha podido reparar.

Carlos Quiñones: En mi caso, me pasó con la dirección de mi tía. Cuando yo quise reclamar, no me dejó por buzón. Y ahí lo dejé. 

Laura Quintero: ¿No solicitaste?

Carlos Quiñones: No solicité. 

Laura Quintero: A causa de la dirección física, FEMA consideró como “duplicadas” 132 mil solicitudes de asistencia del huracán María. Una tercera parte tenía direcciones de áreas rurales con palabras como: “barrio”, “parcela”, “carretera” o kilómetro. El resto eran direcciones de zonas urbanas, que no precisaban la ubicación. 

Las direcciones duplicadas son una de las alertas que usa FEMA para detectar el fraude. El sistema en línea paraliza la evaluación de la solicitud hasta tanto pueda ser revisada. Según FEMA, tan pronto corroboran que se trata de una familia y casa distinta, la autorizan para que pueda procesarse normal.

La agencia asegura que la gran mayoría de los casos considerados duplicados se resolvieron, al validar las reclamaciones. Pero eso no significa que el caso es “elegible” para el pago del seguro público.

El problema se repitió durante la pandemia del COVID-19, cuando el Gobierno de Estados Unidos envió las pruebas caseras por correo postal. Lo cuenta Wilfredo Fuentes, de Villa Batata.

Wilfredo Fuentes: No llegaban porque ellos identificaban de que esta persona había recibido porque, como no tenemos buzones al frente, hay 25 personas recibiendo en la misma dirección. Y son y viven en diferentes casas. 

Laura Quintero: ¿25, dice? 

Wilfredo Fuentes: Puedo decir 25. En la 338, estoy yo, está mi hermana, está Julito, está Yanira, está Luis Ramón, Monchito, en el mismo buzón, en el mismo apartado.

Laura Quintero: La información de ubicación de la residencia es además importantísima cuando trabajas desde tu casa. Liz Carrasquillo completa su ingreso mensual con el negocio de arreglo de uñas. Pero una de las barreras que enfrenta es que las clientas puedan llegar allí.

Liz Carrasquillo: Yo hago uñas y es bien difícil. Siempre me manda para la otra calle o para la otra calle cuando yo la pongo en la ubicación. Siempre tengo que enviar videos o algo así para que lleguen exactamente aquí.

Laura Quintero: La tecnología de información geográfica, o GIS, que usan aplicaciones como Google Maps, necesita datos de referencia, como las   direcciones, para funcionar. 

El profesor de planificación Aurelio Castro ha estado trabajando con esta tecnología de GIS, desde finales de los ochenta. 

Nos encontramos con él en su oficina de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. 

Aurelio Castro: Actualmente, a groso modo, hay dos proveedores de direcciones y de cartografía digital para el mundo completo. Entonces,¿estas compañías se nutren cómo? Pues de los datos que tiene el Censo, de los datos que tiene el municipio A, que tiene el B, que tiene el C, que tiene el D. No salen a levantar toda la información completa y cuando lo salen a hacer, ¿qué se encuentran? Lo que ustedes vivieron en Loíza. “Señora, cuál es su número, señora, de la casa?”. “Es que yo no tengo número. Como nunca hemos planificado para esto, no hemos tenido un protocolo para construir las direcciones porque nunca ha habido supuestamente la importancia de invertir sobre esto. No lo veíamos, pues tenemos el problema que tenemos ahora.

Laura Quintero: En algunos lugares del mundo, han desarrollado alternativas con el uso de la geolocalización.  Pero para compartir la localización por teléfono  o cargar el mapa, se requiere señal de internet. 

Esta es precisamente una de las preocupaciones de Raúl Ríos, quien trabaja con la infraestructura de las direcciones. En el 2018, fundó la organización sin fines de lucro iCasaPR. 

Y Ríos plantea que cuando hay desastres como el huracán María, el sistema basado exclusivamente en la geolocalización podría no funcionar en lo absoluto. 

Raúl Ríos: Imagínate tú estar en el medio de la isla durante una emergencia en un asunto de rescate y decirle yo estoy buscando la latitud uno dos tres cuatro longitud 5 6 8, ayúdame con eso… en muchas situaciones no hay forma de que te ayude eso. 

Laura Quintero: Algunas comunidades han tomado cartas en el asunto para resolver la carencia de dirección. 

Milagros Miranda tenía su floristería en un espacio al aire libre en la comunidad Melilla, en el municipio de Loíza. Todo el mundo paraba allí para preguntar cómo llegar a alguna casa. 

Milagros Miranda: Cuando pasó María, muchos empleados de FEMA buscando a los residentes se paraban allí a preguntar, y uno pues le decía: cuenta dos muertitos, tres muertitos, la casa a la derecha de tal color, la casa a la izquierda… 

Laura Quintero: En Puerto Rico, le decimos muertos a los reductores de velocidad en las carreteras. 

Milagros Miranda: Y viene a mí la preocupación o el interés de que si la persona tuviera una dirección física con una casa enumerada, pues fuera más fácil para esas personas llegar. 

Laura Quintero: Milagros le recomendó a la líder comunitaria de Melilla, Mari Parrilla, enumerar las casas para distinguirlas. Mari creó la lista de residentes y dio un número a cada una de las 100 casas de la comunidad. Los vecinos podían así usar ese número para identificarlas. 

Eso se hizo en Melilla, y también en el sector Las Minas donde vive Milagros, y en Miñi Miñi donde vivía su hija. 

Milagros Miranda: Cuando terminamos y habilitamos la casa para que ella viviera, yo decía: pero, ¿cómo se llama esta calle? Entonces, al lado vive una señora, en la entrada de esa calle, la profesora Alicia Cruz.

Me muevo a la alcaldía a hacer la petición. Me pidieron una semblanza de ella. La nieta lo trabajó. Recogí las firmas, porque había que recoger las firmas con todos los residentes de la calle. Todos estuvieron de acuerdo.

Laura Quintero: Miñi Miñi tiene ahora la calle Profesora Alicia Cruz, en honor a una maestra destacada de allí. 

Milagros Miranda: Estaban bien contentos porque nunca esa calle tenía nombre; podían identificar su comunidad. En adición a eso, el que fuera Ms. Cruz, la profesora Alicia Cruz, pues es mucho orgullo y satisfacción. 

Laura Quintero: iCasaPR realizó una iniciativa similar en Vieques. Junto a la organización Vieques Love, trabajaron para que las personas eligieran qué nombre dar a su calle. La asamblea municipal aún no ha aprobado los nombres para darle carácter oficial.

En Caguas, hay 222 sectores pendientes de que se les asigne una dirección. Según el municipio, han confrontado dificultades porque la ley limita su jurisdicción a las servidumbres públicas, y no todas las calles se han transferido al municipio, como se supone. 

En Loíza, la asamblea municipal y la alcaldesa tienen ante su consideración una propuesta de un plan piloto para delimitar sectores, nombrar calles y asignar números a las casas.

Para Raúl Ríos, se necesita atender este asunto a nivel de país. 

Raúl Ríos: Es bien lamentable que tantos años después de María la situación es exactamente igual a la que teníamos en María. Y no hay programa, ni fondos federales que estén destinados a resolver estos problemas particulares que se conocen de hace mucho tiempo.

Laura Quintero: En el 2018 y en el 2021, la Oficina del Censo de Estados Unidos convocó a desarrolladores de Puerto Rico, para que diseñen alternativas al problema de la falta de direcciones. Uno de ellos fue Raúl Ríos. 

Las dos aplicaciones desarrolladas facilitarían que los municipios u organizaciones de base comunitaria, como Taller Salud, puedan nombrar las calles y enumerar las casas. Pero la implementación, a nivel local, no ha ocurrido.

Nore Feliciano: Escuchaste De Cerca, un podcast del Centro de Periodismo Investigativo. Fue producido y narrado por Laura Quintero. El diseño de sonido fue de Nore Feliciano. La edición estuvo a cargo de Cristina del Mar Quiles, Luis Valentín y Carla Minet. La canción tema es El Arca de Mima. Suscríbete a nuestro canal de podcast. Para leer más historias y apoyar al CPI, entra a periodismoinvestigativo.com.