Las lideresas comunitarias, las mujeres inmigrantes, las empobrecidas, las privadas de su libertad, las viequenses, las trabajadoras de la tierra y las personas menstruantes se afectan desproporcionadamente con la crisis climática, situación que implica un reto adicional a las condiciones de desigualdad que enfrentan estas poblaciones a nivel general. En esto coincidieron tres lideresas comunitarias durante el panel Mujeres frente a la crisis climática, que formó parte del Caribe Fest, un evento organizado por el Centro de Periodismo Investigativo.
El conversatorio, celebrado el sábado en el Museo de Arte Contemporáneo de Santurce, tuvo la participación de Romelinda Grullón, directora del Centro de la Mujer Dominicana; Modesta Irizarry Ortiz, lideresa comunitaria en Loíza; y Aurinés Torres Sánchez, educadora en salud pública y fundadora de Aula Comunitaria. La periodista Cristina del Mar Quiles, cofundadora del medio feminista Todas, moderó el diálogo.
“Mucho antes de empezar a entender bien que hay un impacto climático, que hay una crisis climática, ya las mujeres estábamos y estamos en unas batallas muy serias de grandes situaciones de desigualdad, de opresión, de violencia y, entonces, llega el cambio climático a añadirse a esa ecuación”, destacó Torres Sánchez como parte de su intervención.
La educadora aprovechó la conversación para incluir las expresiones que recopiló de algunas mujeres de las comunidades con las que trabaja, entre las cuales se destacó que el cambio climático no se desliga de los retos que suponen el capitalismo, la desigualdad social y el discrimen por edad.
Por otra parte, Grullón reconoció que los roles de cuidadoras y el acceso limitado a recursos son algunas de las condiciones que ejercen un mayor impacto de la crisis climática entre las mujeres.
“Las mujeres, en particular, enfrentan riesgos adicionales, debido a roles de cuidado tradicionales, condiciones laborales desfavorables y limitado acceso a recursos. Además, las comunidades marginadas, incluidas aquellas en áreas rurales o urbanas empobrecidas, enfrentan una mayor exposición a los impactos devastadores de las olas de calor”, mencionó Grullón.
De igual forma, la directora del Centro de la Mujer Dominicana argumentó que las mujeres inmigrantes que viven en Puerto Rico están entre las que más se afectan.
“La crisis climática y los efectos de la ola de calor afectan de manera desproporcionada a la población de mujeres inmigrantes aquí en Puerto Rico, presentando desafíos adicionales debido a factores socioeconómicos y culturales”, añadió.
Entre esos desafíos, enumeró las difíciles condiciones laborales que muchas mujeres inmigrantes enfrentan, sobre todo, en trabajos de agricultura y construcción, así como las barreras en el acceso a la salud, las barreras lingüísticas, la falta de vivienda adecuada y la carencia de un sistema acondicionador de aire.
Por su parte, Irizarry Ortiz se enfocó en la diversidad de recursos naturales que contiene Loíza y de los cuales las mujeres lideresas, como ella, acaban siendo las responsables de defender con su cuerpo y su voz.
“Yo he sabido pasar por la playa y bajarme y decirle a la persona ‘no es correcto que hagas esto’”, refiriéndose a las múltiples veces en que conductores ingresan con sus vehículos a áreas de dunas de arena o tiran basura en los mangles.
Enfatizó en que el calor afecta de forma directa al pueblo de Loíza debido a su cercanía con la playa, y defendió el cuidado colectivo de la niñez para evitar que las infancias se críen solas en sus hogares a merced, únicamente, de la tecnología.
A una pregunta de la audiencia sobre cuán alto es el costo del activismo para las mujeres, Torres Sánchez enfatizó el precio que pagan quienes se atreven a plantarse y enfrentar las injusticias.
“El costo es altísimo, sobre todo para las mujeres y las personas menstruantes que están poniendo sus cuerpos y sus cuerpas en la calle haciendo ese activismo, que es de cuerpo. Obviamente, hay un costo mayor en estas personas, pero definitivamente, al juntarnos y buscar formas para solidarizarnos y crear estas redes de apoyo centradas en los cuidados colectivos, podemos seguir manteniendo esta lucha”, expresó Torres Sánchez para luego añadir que más acciones que incidan en las políticas públicas son necesarias para mejorar las condiciones de las lideresas, mujeres y personas menstruantes.
Grullón, por su parte, invitó a tomar acciones concretas a favor de las mujeres e inmigrantes, entre las que se encuentran mejorar las condiciones laborales y el acceso a la vivienda, promover la participación activa de mujeres inmigrantes en la toma de decisiones.
Quiles, como moderadora del evento, culminó la conversación recordando a las mujeres privadas de su libertad y a las personas trans.
“De las personas trans y de otras comunidades LGBTQIAP+, tenemos que recordar que, a menudo estas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares… y que tienden a mudarse a lugares segregados para reducir el riesgo de discriminación y acoso y estas áreas suelen ser las más contaminadas y las más inseguras… Las mujeres privadas de su libertad, que están en las cárceles, no tienen control de las condiciones en las que se encuentran y sus derechos humanos son violentados sistemáticamente”, expuso Quiles.
“Hemos sabido de mujeres en celdas, soportando altas temperaturas, sin acceso a agua, sin acceso a duchas, y, con demasiada frecuencia, sin acceso a servicios médicos. Desde el periodismo no podemos olvidarnos de estas poblaciones”, dijo Quiles.
El Caribe Fest se celebró el 12 y el 13 de abril de 2024, en el Museo de Arte Contemporáneo en Santurce, y contó con talleres para periodistas, conversatorios sobre la crisis climática, actividades para la niñez, recorridos guiados por Santurce y la presencia de artesanos.
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