La escritora y activista Bev Harris ha usado el bisturí de la investigación para destripar sistemas de voto y de escrutinio electrónico en Estados Unidos, para diagnosticar casos de fraude electoral. Y ahora se ríe para no llorar. Se ha enterado de que el debate principal en la Isla en torno a la implantación del primer escrutinio electrónico se centra, según ella, en una “tontería”: el requisito de una certificación federal de la empresa que dé el servicio.
“Me siento triste al decirte esto, pero la US Election Assistance Commission no tiene ninguna credibilidad certificando máquinas”, aseguró Harris, directora de la organización independiente Black Box Voting, que vigila los procesos electorales en Estados Unidos.
Y es que Election Assistance Commission no mide la capacidad de las máquinas y del software para evitar que quienes administren las elecciones se las roben. La manera de evitar ese “robo” es que haya un proceso de conteo manual paralelo, para contrastar un sistema con el otro, pero la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) no ha decidido si lo va a llevar a cabo o no, y si hará un conteo de todos los votos o de una muestra, confirmaron Eder Ortiz y Roberto Iván Aponte, comisionados electorales del Partido Popular Democrático (PPD) y del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), respectivamente.
Tener ambos sistemas de cotejo es importante. En la mayoría de los casos la trampa se hace desde adentro, aseguró Harris. “El paradigma de la supuesta seguridad de los procesos electorales electrónicos no funciona, porque está basado en que es seguro para los hackers de afuera, pero no existe seguridad para los que administran las computadoras”, añadió la activista en entrevista telefónica con el Centro de Periodismo Investigativo desde el estado de Washington.
Héctor Conty, presidente de la CEE, asegura que el escrutinio electrónico estará preparado para evitar la manipulación desde adentro. Cada representante de partido tendrá una contraseña diferente que entrará en la máquina para que empiece y deje de funcionar. Es decir, ningún representante de partido puede hacer algo sin que el otro se dé cuenta, según Conty.
Harris fue la activista que puso en ridículo las máquinas de la empresa estadounidense Diebold, con la ayuda de un pirata informático. Éste manipuló una tarjeta de memoria que se coloca en el sistema de escáner óptico. Un funcionario electoral en Tallahassee, Florida, hizo unas elecciones simuladas y se llevó la sorpresa: la máquina no detectó que el hacker había cambiado la tarjeta, y ésta contó en sentido contrario el número de votos. El suceso fue reseñado en el documental Hacking Democracy, de HBO.
Luego están los problemas técnicos. El Centro Brennan para la Justicia, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York, sostiene que éstos son inevitables, incluso luego de procesos rigurosos de prueba. El centro de estudios publicó el año pasado el informe Deficiencias de diseño y votos perdidos, que detalla cómo miles de electores perdieron sus votos durante la puesta en marcha del primer escrutinio electrónico con escáner óptico en 2010 en Nueva York. Un error técnico causó que las máquinas contabilizaran que éstos habían votado por más del número permitido de candidatos.
Otro estudio de la misma institución, Fallos en los Sistemas de Votación: una solución de base de datos, denuncia que las empresas que dan estos servicios no tienen la obligación legal de informar sobre esos problemas, y no hay ninguna institución gubernamental que investigue y oriente a los electores al respecto. El estudio sostiene que la Election Assistance Commission ha hecho esfuerzos en los últimos años, pero su poder es limitado. Necesita mayores poderes para encargarse de los problemas y crear una base de datos que informe sobre los fallos técnicos, para que puedan enterarse funcionarios de gobierno y ciudadanos.
Precisamente, por el requisito de certificación que impusieron en la ley para el conteo electrónico la senadora Margarita Nolasco y el representante Carlos “Johnny” Méndez, la CEE tuvo que escoger a la empresa Unisyn Voting Solutions para negociar el contrato del conteo electrónico, y para que provea el equipo y el software para los procesos electorales de noviembre de 2012 en adelante. Esta es la única compañía, de entre las cuatro que participaron en la subasta (declarada desierta), y durante el proceso posterior en mercado abierto, que cumplió con todos los criterios establecidos por la Election Assistance Commission, según Conty.
Unisyn, sin embargo, es la empresa que menos capacidad económica tiene de entre las cuatro, según dos estudios de la CEE. Luego la empresa sometió más información en la que prueba que tendrá flujo de efectivo. Sus compañías matrices son la estadounidense International Lottery & Totalizator Systems, dedicada a proveer equipos para lotería y carreras de caballo en Estados Unidos, y Berjaya, de Malasia, dedicada también a lotería en aquel país. Ambas se han comprometido a garantizar la capacidad económica de Unisyn, según Conty. El contrato es por $27 millones.
Unisyn solo cuenta con experiencia administrando elecciones en el condado de Los Ángeles, California. También hizo la cotización más cara durante aquella subasta. Ahora, el Comité de Negociación de la CEE busca que la empresa haga una rebaja considerable para las elecciones de 2012, y está discutiendo el precio por mantenimiento y actualización de software para las consultas de 2016, 2020 y 2024, confirmó Conty. El funcionario sostiene que las máquinas son de 2009 y no hay necesidad de cambiarlas. Si es cierto, contradice la tendencia en Estados Unidos, donde los condados están amarrados a contratos con las empresas, y éstas les obligan a adquirir máquinas nuevas cada una o dos elecciones, según Harris.
¿Qué significa la puesta en marcha de este sistema para el elector? En primer lugar, no se trata de un voto electrónico. Cada elector hará la votación en las papeletas tradicionales, y las insertará en una máquina que leerá la “x” con un escáner. Los funcionarios de cada colegio electoral sacarán las tarjetas con la información de las máquinas, y a su vez la insertarán en otra que enviará los datos a los centros de cómputos centrales de la CEE.
Luego ocurrirá el conteo manual de votos. “Es súper importante. Con las elecciones es como cuando vas a una tienda y en la computadora aparece que hay tres sillas en el inventario, pero cuando vas a buscar el producto en el almacén aparecen dos”, sostiene Juan Solá, profesor de Ciencias de Computadoras de la UPR en Bayamón. “Además, como cada elector aprieta el lápiz más que otros, existe el riesgo de que una máquina que no esté bien calibrada no lea la x”.
El sistema mixto (manual y electrónico), se considera el sistema de votación más seguro y confiable del mundo, explicó por su parte Andreu Appel, profesor de ciencias de computadoras en la Universidad de Princeton, en New Jersey. “No se puede decir que el sistema manual es mejor, porque también ha tenido problemas. Y respecto al escrutinio electrónico lo puede afectar un virus o alguien le puede cambiar el software. Cabe la posibilidad que la computadora mienta. Por eso también hay que contar a mano”.