En poco más de un año, los químicos detectados en el acuífero bajo la montaña de cenizas de carbón de la empresa AES en Guayama —como selenio, litio y molibdeno— rebasaron entre cuatro y 14 veces los máximos permitidos por la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA, en inglés), revela el más reciente análisis de aguas subterráneas.
La ingesta de estos tres elementos ha sido asociada a la inflamación de la piel, dolores agudos, vómitos, debilidad, disfunción hepática y muerte por envenenamiento, según la Agencia para Sustancias Tóxicas del Departamento de Salud de los Estados Unidos.
Durante este periodo, también metales pesados como el arsénico quintuplicaron su concentración hasta rozar el nivel de toxicidad establecido por la EPA, mientras que otros como plomo y cadmio también reflejaron alzas significativas.
Considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los 10 químicos más preocupantes para la salud pública, el arsénico en agua tiene efectos cancerígenos, de acuerdo al Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, de la OMS. Aun en dosis bajas, puede causar irritación del estómago, los pulmones e intestinos, y a largo plazo, problemas con el desarrollo, neurotoxicidad, diabetes y enfermedades pulmonares y cardiovasculares.
“Esas no son buenas noticias para el país”, alertó el doctor en Biología y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Arturo Massol Deyá. “Previamente, La Perla del Sur y el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) habían informado que los niveles estaban próximos a rebasar lo que se considera seguro en aguas subterráneas. Y eso es lo que evidencian las más recientes observaciones”.
“Ahora, el problema es que una vez la contaminación llega al agua, ya no está solo en ese lugar. La contaminación continúa su paso, dispersándose, y entonces un problema local se convierte en un problema regional, que atenta contra el área sur”, agregó.
“Con esto se confirma la mala noticia del año pasado”, expresó por otra parte Osvaldo Rosario López, doctor en Química y asesor en Puerto Rico para la Administración Federal de Drogas y Alimentos. “Está contaminado el acuífero en el perímetro de la planta de AES y no hay duda de que es la ceniza de carbón la causante de esa contaminación”.
“Esa combinación de elementos no es común. Son la huella digital química de las cenizas de carbón”, continuó.
A pesar de estas implicaciones, el pasado 4 de marzo la empresa AES Puerto Rico intentó minimizar la magnitud del daño provocado por su vertedero de cenizas en Guayama y sus efectos sobre el acuífero. Mediante comunicado de prensa, solo reconoció concentraciones elevadas de litio, selenio y molibdeno en sus pozos de monitoreo, y dijo que tomará “medidas correctivas”.
Acción tardía
Devolver el acuífero del área a su estado original, sin embargo, es “una fantasía que AES cree posible pero no lo es”, a juicio del doctor Rosario López.
“Es un engaño llegar a pensar que ellos puedan regenerar ese acuífero. Lo más que pueden hacer es remover las cenizas de la superficie para que no se siga contaminando, pero ya está inservible el pozo”, expresó.
“No existe la tecnología en forma viable para regresar eso a su estado original. No para metales pesados [como arsénico y plomo]. Como único es reversible es con el paso de decenas o hasta cientos de años para que naturalmente se vaya limpiando. Por la magnitud del área y el volumen del acuífero, no es práctico con la tecnología existente remediar y volver a llevar ese acuífero a niveles que sea potable el agua”, reiteró.
Estos señalamientos fueron secundados por Nelson Cardona Martínez, profesor con 30 años de experiencia en el Departamento de Ingeniería Química del Recinto Universitario de Mayagüez, quien de paso pronosticó que cualquier intento remediativo sería costoso e infructuoso.
Regadas por el país
De igual modo, los tres científicos reconocieron que lo peor de este capítulo es cómo AES sigue evadiendo su responsabilidad sobre los lugares donde sus cenizas de carbón han sido usadas como relleno, para la construcción de urbanizaciones, centros comerciales y carreteras.
Algunos de estos depósitos existen desde hace 15 años en 12 municipios de Puerto Rico, mientras que la montaña de AES en Guayama ha acumulado hasta 430 mil toneladas de cenizas, desde el año 2014.
Solo en proyectos de construcción de Juncos, San Juan, Caguas, Dorado y Toa Alta se dispusieron 32,155 toneladas de cenizas tóxicas, entre los años 2005 y 2007, aseguró por escrito el ex vicepresidente de la empresa, Ron Rodrique. En los suelos de Arroyo, Guayama, Salinas, Santa Isabel y Coamo permanecen otras 1.9 millones de toneladas, sin barreras que las aislen de acuíferos, quebradas y ríos.
Entre los municipios de Guayama a Peñuelas existe el Acuífero del Sur, una elaborada red de pozos de agua potable de la que se extraen cerca de 30 millones de galones diarios y se sirven alrededor de 140 mil personas del área sur, ha explicado el asesor en Puerto Rico para asuntos hídricos de la EPA, Carl Axel Soderberg Mayoral.
Para los 30 mil residentes, escuelas, comercios y empresas de Salinas, es el único suministro de agua potable.
“Lo venimos advirtiendo hace más de 10 años”, reaccionó Rosario López. “No podemos darnos el lujo de contaminar la única fuente de agua potable en áreas que no tienen la capacidad de servirse de lagos. Pero, por pura avaricia, AES antepone sus ganancias al patrimonio de todos, mientras las agencias regulatorias están dejando que esta gente se salga con la suya”.
Una solicitud de entrevista a la EPA no fue atendida. La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Tania Vázquez Rivera, y el presidente de AES Puerto Rico, Manuel Mata Merino, tampoco han respondido a múltiples peticiones de entrevista.
“Hay que prevenir que el problema continúe expandiéndose”, señaló por su parte Massol Deyá. “Hay que tomar medidas de contención y prevención para que estos contaminantes no continúen en su ruta hacia el acuífero, porque en estos periodos donde los temas de seguridad hídrica, de cambio climático, sequías y déficit de lluvias se siguen discutiendo, hay que proteger precisamente ese acuífero, que es una de las principales reservas de aguas potable del área sur para su gente, para la agricultura y para la industria”.
Agravante en camino
El pasado mes de octubre, el DRNA presentó el borrador de un nuevo reglamento que propone la permanencia a perpetuidad de los residuos tóxicos de carbón en Puerto Rico e, incluso, permite el uso ilimitado de las cenizas de carbón en proyectos de viviendas y carreteras, sin barreras de control ni monitoreo.
También autoriza que cualquier desarrollador pueda emplear hasta 12,400 toneladas, sin obligación de notificar a la ciudadanía. Transportar esa cantidad de cenizas requiere contratar camiones para al menos 600 descargas.
“Eso sería un desastre ambiental para la isla. Sería declararle la pena capital a muchas personas que se verían afectadas por eso, en donde sea que se vaya a poner”, advirtió Cardona Martínez.
“La evidencia es contundente. Los contaminantes que vienen con esas cenizas causan muerte, y en un lugar que ya tiene tanto problema como Puerto Rico, hacerle eso a nuestro pueblo sería desastroso”, agregó.
Judith Enck, quien fuera hasta el 2016 la funcionaria federal de más alto rango para la EPA en Puerto Rico, también ha señalado que el reglamento propuesto por el DRNA sería “un retroceso desastroso” con el potencial de exponer a miles de ciudadanos a nuevos riesgos.
Negligencia procesable
Ante los resultados del segundo muestreo de pozos en AES y la realidad de que dos millones de toneladas de cenizas tóxicas ya pueden estar en contacto con cuerpos de agua potable en la isla, la abogada y activista en Derecho Ambiental, Ruth Santiago Quiñones, hizo un llamado a las agencias gubernamentales y federales obligadas a intervenir en casos como estos.
“Ya existe prueba suficiente para que el Departamento de Recursos Naturales y la EPA requieran a AES monitorear y muestrear otros lugares, especialmente los que estén cerca de pozos de agua potable”, comentó.
“Esto podría, incluso, dar paso a una causa de acción (legal) a nivel de Puerto Rico, porque eso está prohibido. Contaminar aguas está regulado por la Ley de Puerto Rico, no solo con las reglas federales”, recalcó.
Al cierre de este reportaje, la directora de la Oficina de Control y Certeza de Calidad Ambiental del DRNA, Frances Segarra Román, aseguró que personal de esa agencia evalúa los 109 comentarios emitidos durante el período de participación ciudadana y que el borrador que autoriza los “usos beneficiosos” de las cenizas de carbón está “en proceso” de cambios.
Según expuso el pasado viernes, 15 de marzo, ante una asamblea del Colegio de Químicos de Puerto Rico, la versión final saldrá próximamente para recibir comentarios públicos.