A la radio estadounidense NPR se le olvidó. The New York Times y The Washington Post también excluyeron a Puerto Rico de sus primeros mapas sobre la pandemia. La página web healthdata.org tampoco incluyó a la isla cuando publicó sus proyecciones iniciales sobre el pico de muertes por la COVID-19 en EE UU. La universidad de Johns Hopkins de Maryland, referencia mundial sobre información del coronavirus, no presenta datos para cada municipio puertorriqueño, aunque sí lo hace respecto al resto de los condados de la metrópoli.
Puerto Rico ha estado históricamente fuera de importantes estudios, informes y bases de datos de toda clase. El limbo colonial del Estado Libre Asociado (ELA) y el mal manejo de la información gubernamental son algunas de las causas. Pero ahora, cuando la pandemia exige actuar rápido, esa invisibilidad tiene consecuencias.
El secretario de Salud, Lorenzo González, citó en una conferencia de prensa la web healthdata.org, que ofrece proyecciones de las infecciones, muertes y recursos que se necesitarán en los hospitales, asumiendo que se mantenga el distanciamiento social. Indicó en abril que “cuando vamos a ver el plateau [deja de aumentar el número de casos totales de infecciones] es en junio. Así que todavía no hemos visto el final de este proceso y esto no terminará hasta tanto tengamos una vacuna”. El problema es que healthdata.org, del Instituto para las Métricas y Evaluación de la Salud, un centro de investigación de la Universidad de Washington, no tenía información sobre Puerto Rico el 15 de abril, cuando González mencionó esas proyecciones en la conferencia de prensa. La web publicó los datos sobre la isla cinco días después, el 20 de abril. Eso significa que hasta ese momento el Departamento de Salud (DS) estuvo haciendo proyecciones en parte usando como referencia datos agregados de todo EEUU, sin las especificidades de la realidad del territorio puertorriqueño.
“No tiene sentido esa comparación si los crecimientos de la pandemia en Puerto Rico y Estados Unidos son diferentes”, sostuvo el bioestadístico Erick Suárez, catedrático del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, cuando el CPI le indicó que González había usado una base de datos que no tenía información sobre Puerto Rico. “Vas a tener una falla en lo que dices que es el momento del pico aquí y cuándo es el momento en Estados Unidos”.
Esta página web indica, por ejemplo, que los casos proyectados de contagio de la COVID-19 disminuirán en todo EE UU desde la segunda semana de mayo, a medida que aumentan las pruebas proyectadas. Pero el DS no puede aplicar esa misma conclusión a Puerto Rico, porque la información base que se usa para establecer esas proyecciones son las pruebas ya realizadas, que comenzaron a disminuir en la isla en la última semana de abril, según healthdata.org, a diferencia de EE UU, donde iban en aumento.
La razón de no haber incluido a Puerto Rico en las proyecciones iniciales de healthdata.org responde al estatus territorial del ELA, según dijo la oficina de prensa de la Universidad de Washington al CPI. Comenzaron publicando sólo datos de EE UU en general y de los estados, más los de los países miembros del Espacio Económico Europeo. Luego iban a continuar añadiendo el resto de los países. Puerto Rico no fue tratado como territorio de EE UU en la lista original, a pesar de que pertenece a este desde la invasión de 1898, porque “colocamos a los territorios en el mismo nivel de las naciones para ser consistentes con las diferentes situaciones territoriales”, según un portavoz de esta universidad. A medida que comenzaron a añadir países, Puerto Rico quedaba fuera porque esta iniciativa no hace proyecciones de las localidades hasta que hayan experimentado más de 50 muertes. El CPI preguntó por qué había datos de las islas del estado de Hawaii, por ejemplo, si hasta el momento tiene menos de 50 muertes. La portavoz dijo que la regla de las 50 muertes se implantó luego de la publicación de los primeros estados y países. “A ese punto, no podíamos remover localidades que habían sido incluidas”.
La exclusión de Puerto Rico también se refleja en el Centro de Recursos de Coronavirus, de la universidad de Johns Hopkins, que además de mostrar cifras mundiales tiene un nuevo mapa por condados de EE UU (una denominación territorial equivalente a los municipios).
Una portavoz de la iniciativa indicó que esta tiene unas limitaciones de información, porque los informes que reciben sobre Puerto Rico y los demás territorios no incluyen los cinco dígitos que identifican cada localidad municipal (conocidos como códigos FIPS, por Federal Information Processing Standards), que se necesitan para desplegar la información por dichas regiones geográficas. La portavoz no quiso responder si es el DS o los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades la entidad que no está incluyendo estos códigos, lo que implicaría un problema de mal manejo de datos. “Estamos buscando una solución”, aseguró. Puerto Rico en cambio ya aparece en el mapa mundial, donde se le identifica como parte de EE UU.
Aparte de la invisibilidad o el error de clasificación que enfrenta Puerto Rico, un problema de fondo con estas bases de datos es que utilizan las cifras de casos confirmados que brinda el Gobierno de Puerto Rico. Estas han sido ampliamente cuestionadas por expertos en epidemiología, ya que incluyen en el total de casos positivos el resultado de pruebas serológicas, sin necesariamente haber sido confirmados mediante prueba molecular, que es la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque reconoce que es importante informar el resultado de todo tipo de prueba (serológica y molecular), el actual director del Instituto de Estadísticas, Orville Disdier, dijo al CPI que la entidad que dirige comenzó a informar los casos confirmados mediante prueba molecular “para tener un análisis distinto y particular para la comunidad científica, que descansa más en la molecular”.
Disdier advirtió que en estadística siempre es importante ser consistente en una misma definición y así tener estandarización. “Si hay un database mundial y tienen solo casos [confirmados con pruebas] moleculares, usaría solamente esas, para comparar chinas con chinas, y tener estandarización”, dijo, al ser abordado sobre la base de datos de la OMS y la definición que esta organización utiliza para casos confirmados de la COVID-19.
La invisibilidad afecta la opinión pública
Un tema es la información científica que ayuda a tomar decisiones para la respuesta a la pandemia, y otra la que publica la prensa, que sirve de información general y ayuda a la creación de la opinión pública. Para algunos medios estadounidenses, es como si Puerto Rico no existiera.
La estación radial NPR, con sede en Washington DC, no enseñaba a la isla ni en su mapa de COVID-19 de EE UU ni en el del mundo. “La omisión de Puerto Rico en el mapa no fue intencional y se corregirá lo antes posible”, dijo una portavoz de la emisora. La isla, en efecto, fue incluida después de las preguntas del CPI. NPR aún no muestra en el mapa otros territorios como las Islas Vírgenes, Guam, Samoa Americana o las Islas Marianas del Norte.
El New York Times incluye ahora a Puerto Rico en sus visualizaciones sobre la pandemia en EE UU, además de ofrecer información del ELA y otros territorios en páginas detalladas. Pero el Way Back Machine, un archivo sobre páginas web, muestra que el 27 de marzo, cuando el medio presentó la herramienta, no había incluido a Puerto Rico en el mapa. NYT tampoco ha puesto aún a los demás territorios.
El Washington Post muestra datos sobre casos de COVID-19 en Puerto Rico en una sección “más detallada” sobre EEUU, pero no lo presenta en el mapa de entrada sobre datos de COVID-19 en ese país.
La aparición de estos territorios en los mapas no sólo ayudan a localizarlos en su punto geográfico, sino que forjan el imaginario sobre quiénes son los puertorriqueños, incluso el hecho de que existen. “Crecí en Pensilvania y en ningún momento en mi educación vi un mapa de Estados Unidos que incluyera a Puerto Rico”, dijo al CPI el historiador Daniel Immerwahr, profesor en Northwestern University, Illinois. Es autor del libro Cómo esconder un imperio, que versa sobre la invisibilidad de las posesiones ultramarinas de EE UU. “Hay una costumbre de cartografiar los Estados Unidos como si solo fueran los estados contiguos, más Alaska y Hawaii. Puerto RIco y los territorios siempre quedan fuera. Hay consecuencias. La gente piensa que no es necesario extenderles fondos, que no hay delegados que tienen que votar… Los territorios están en una posición subordinada”.
Este argumento no es una novedad. El colonialismo puede hacer a la isla más vulnerable a los desastres por la falta de atención que ocurre ante la necesidad de suplidos y fondos, indica un artículo de la revista The Nation. Además de señalar la invisibilidad de Puerto Rico en los mapas de los principales medios de comunicación, el reportaje recuenta la mala respuesta del gobierno federal tras los huracanes Irma y María en 2017, lo que exacerbó la ya maltrecha infraestructura de salud de la isla.
“Al no estar en el radar de Estados Unidos, cuando ellos toman decisiones, no necesariamente están viendo lo que está pasando aquí. En la medida en que Puerto Rico se mantiene fuera del tablero de datos para contener el virus, estamos todos en más peligro”, opinó Mario Marazzi, ex director del Instituto de Estadísticas (IE).
Por su situación de territorio de EEUU, los datos de Puerto Rico no solo han estado fuera de plataformas informativas del gobierno federal, sino del resto del mundo. El IE, por ejemplo, tuvo que hacer gestiones con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para que publicara datos desde 2010 sobre literacia y el sistema educativo del ELA, al que ese organismo internacional identifica como un país (otro ejemplo sobre la dualidad con la que se caracteriza a ese estatus territorial alrededor del mundo).
El periodista Luis J. Valentín Ortiz colaboró en esta historia.
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