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Límites que impone el calor extremo a la agricultura en Puerto Rico

Tres expertos en producción de alimentos discuten los desafíos que enfrentan por el aumento de temperatura en los campos de cultivo de la tierra, la pesca y la industria lechera.

12 de abril 2024

Foto por Brandon Cruz González | Centro de Periodismo Investigativo

El agrónomo Julio C. Meléndez Morales, de COOPPLE, el capitán Roberto Silva, presidente del Congreso de Pescadores de Puerto Rico, y la agricultura Suley A. Cruz Berríos, del Proyecto Agroecológico El Josco Bravo, junto a la directora editorial, Wilma Maldonado Arrigoitía.

Tanto la agricultura como actividad pesquera enfrentan enormes retos de producción tras el aumento de las temporadas de calor en el Caribe, un efecto del cambio climático, coincidieron expertos agrícolas durante el panel “Impactos del calor en la agricultura: Desafíos y soluciones de quienes nos alimentan” que se celebró este viernes, en la segunda edición del Caribe Fest organizado por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) en Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santurce.

“Siendo una isla del Caribe, le hemos dado la espalda al mar”, advirtió el capitán Roberto Silva. “Tenemos que empezar a pensar como isla”, dijo, y aludió a no dejarse llevar por los modelos industriales, y desarrollar iniciativas gubernamentales que sostengan e impulsen la pesca local.

Al hablar sobre el blanqueamiento de corales como resultado de la crisis climática y el calor, el capitán dijo: “Para mí es devastador. Cómo lo vamos a atender, no lo sé. No veo un movimiento en esa dirección… El año pasado la pesca fue un 40% menos de lo normal. Es todo como un descontrol. A nosotros nos causa mucha ansiedad”.

A pesar de que el año 2023 se perfiló como el más caliente en la historia, el adelanto del verano o las temporadas calientes no son algo reciente. Suley Cruz Berríos, agricultora y coordinadora del proyecto agroecológico El Josco Bravo, en Toa Alta, sostuvo que el desafío que producen las temperaturas extremas en Puerto Rico “es algo que lleva más de una década”.

En Puerto Rico, existen dos periodos de cultivo: la primavera agrícola (de noviembre a mayo) y el verano (de julio a septiembre). La también geógrafa explicó que la primavera agrícola, en la que los tiempos son más frescos, se ha tornado más corta y se ha limitado la producción de ciertos alimentos.

“En nuestra finca trabajamos de una manera agroecológica”, explicó Cruz Beríos. Dijo que evitan los “sembradíos gigantes” y cosechan según las temporadas. Como ejemplo, explicó que, para los tiempos de calor, se cosecha mejor la berenjena y el quimbombó, que el tomate.

Cruz Berríos destacó que las altas temperaturas conllevan retos como no permitir que germinen semillas, y la propagación a mayor escala de las plagas, como lo son las iguanas, que se reproducen más y se comen los frutos, así como los hongos que se crean por el calor y la humedad que caracterizan el clima tropical.

“El calor llegó para quedarse, no va a cambiar. Es cómo tú te ajustas a este estilo de vida”, explicó, por su parte, el agrónomo Julio Meléndez Morales, director ejecutivo de la Cooperativa de Productores de Leche de Puerto Rico (COOPPLE).

Meléndez Morales explicó que bajo su dirección la COOPPLE busca alternativas para “afrontar esta nueva realidad”. En la industria lechera, han optado por reforzar sus animales cruzando las especies “como las semillas” para hacerlas “más tolerantes y resistentes” a las altas temperaturas, creando un animal híbrido.

No obstante, el director ejecutivo enfatizó que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) no permite la alteración genética de los animales para producción y consumo.

En cuanto a los gases de invernadero que produce la industria ganadera, el agrónomo precisó que “la vaca completa un proceso completo del CO2 [carbono]” que significa  “menos del tres por ciento del impacto [de los gases invernadero] y se purifican con los árboles”. “Trabajamos en armonía con la naturaleza”, añadió.

Pero el calor afecta tanto la tierra como el mar, destacó el capitán Silva, presidente del Congreso de Pescadores de Puerto Rico.

El alza en temperatura “afecta altamente a los peces migratorios”, dijo Silva. Según el pescador, la población de peces ha disminuido porque huyen a aguas templadas lo que describió como un panorama “devastador” para las aguas del trópico a medida que se sigan calentando.

Los tres expertos coincidieron en que una de las mejores alternativas ante el impacto del calor en la alimentación es el consumo de productos locales y de temporada, para minimizar la huella ecológica que crea la importación y exportación de alimentos y fertilizantes.

Cruz Berríos exhortó a que los puertorriqueños escojan un estilo de vida alimentario sustentable mediante la agricultura local, mientras “reeducan el paladar y aprenden a probar cosas nuevas”.

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