El día de las elecciones, las fallas en las máquinas de escrutinio se repetían: no encendían, se apagaban, no leían las marcas en las papeletas y las hojas se quedaban atascadas. Un mes antes, la CEE había dicho que algunos de estos problemas habían sido corregidos después de las primarias.
Estamos a punto de ir a las urnas en medio de la peor crisis en la historia de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE). Una crisis de gobernanza, anclada en la aprobación, con una aplanadora, de un Código Electoral que ha favorecido de manera desproporcionada al Partido Nuevo Progresista ya en dos elecciones consecutivas. Ese nuevo código, combinado con el nombramiento de presidentes de la CEE que no han sabido prepararse para manejar la implementación de nueva tecnología y hacer a tiempo el trabajo de fondo para darnos un proceso limpio y confiable, nos han traído a un punto muy desdichado de nuestra historia electoral. Un momento en que muchos hemos llegado a temer si podremos ejercer nuestro derecho al voto, esencial en los países con aspiraciones democráticas.
Y es que da miedo no saber si aceptaron tu cambio de dirección, porque nadie te avisa si la plataforma funcionó cuando hiciste el trámite y ya cerraron el proceso. Da miedo que te recusen y no poder defenderte porque no te avisan la fecha para la única vista en la que puedes impugnar esa exclusión del Registro Electoral.
Doña Sara Márquez Quintero y doña Ana, ambas residentes de San Juan, tienen 109 y 104 años y son, según la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), electoras activas y hábiles para votar presencialmente en las elecciones generales de este martes en Puerto Rico. La CEE también indica que doña Sonia Quiñones Mercado, de 90 años, es residente de Cabo Rojo y también puede votar. Sin embargo, doña Sara, doña Ana y doña Sonia están muertas, según indicaron al Centro de Periodismo Investigativo (CPI), el hijo de la primera, Francisco Ramos Márquez, residente de Villa Andalucía, la administración del asilo en la urbanización Floral Park que aparece como el domicilio de la segunda, y la nieta de la tercera, Andrea Torres Wiscovitch. Francisco Ramos Márquez, hijo de Sara Márquez Quintero, confirmó que su madre falleció.Foto por Omaya Sosa Pascual | Centro de Periodismo Investigativo
Mientras tanto, doña Diana, un nombre ficticio, residente de Puerto Nuevo, de 102 años, ya votó porque decidió emitir sufragio en la modalidad de voto adelantado, indica el Registro. Doña Diana estaba viva en su residencia la semana pasada cuando el CPI intentó entrevistarla, pero no sabía que había votado ni cuándo eran las elecciones.
A horas de las elecciones generales, cuando ya está en proceso el recibo y conteo de papeletas emitidas mediante voto adelantado por correo, a domicilio y en las cárceles, la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) se mantenía recusando electores sin revelar cuántas recusaciones fueron solicitadas, cuántas se aprobaron y si se ha cumplido con el debido proceso de ley, incluyendo la apropiada notificación al recusado.
La recusación de un elector significa que se impugna su estatus con el propósito de anular su inscripción, excluirlo o inactivarlo del Registro General de Electores. Las recusaciones pueden darse porque el elector no tiene ciudadanía americana, no vive donde indica su registro electoral, no tiene 18 años, por hacerse pasar por otra persona, por muerte o por incapacidad mental declarada por un tribunal. También si aparece inscrito más de una vez o está inscrito a la vez en Puerto Rico y en otra jurisdicción de Estados Unidos. La razón más común por la que se solicita es por domicilio incorrecto. El Centro de Periodismo Investigativo (CPI) solicitó los datos actualizados de recusaciones hace dos semanas, pero la CEE no ha contestado la petición.
Los comisionados electorales aseguran que tendrán representación en todos los colegios electorales. Mientras, el proceso de acreditación para observadores electorales ha sido atropellado, según varios grupos de la sociedad civil.
Ahora, los electores que han sido inactivados o excluidos no encontrarán su información ni la razón por la que quedaron fuera de la plataforma digital Consulta del Elector. Sólo los electores activos podrán acceder a los datos de su registro.
A los hallazgos del CPI sobre personas que aparecen votando pese a haber muerto, se añaden testimonios de electores inscritos dos veces y de residentes en Estados Unidos que el Registro Electoral en Puerto Rico dice que participaron en elecciones en las que nunca votaron.