Por alrededor de seis meses el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) hizo solicitudes de información a los departamentos de corrección de cada uno de los seis estados con más puertorriqueños, Florida, Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Massachusetts y Connecticut, para obtener los datos demográficos sobre la población boricua en sus cárceles. La respuesta y forma de entrega de cada uno fue distinta y refleja un sistema de recolección de información fragmentado, desigual y deficiente.
“Estructuralmente estás viendo cómo opera el racismo: tratan de minimizar los argumentos que se han hecho históricamente en términos de que el encarcelamiento en Estados Unidos es un fenómeno racista no teniendo la información de una forma adecuada”, dijo Carmelo Campos, abogado y profesor de penología en el Colegio Universitario de San Juan.
Estados Unidos encarcela a más gente per cápita que cualquier país democrático del mundo, según un estudio del Prison Policy Initiative, un think tank enfocado en política pública sobre el sistema penal. Y además encarcela desproporcionadamente a ciertos grupos, de ahí la importancia de saber las identidades de las personas encarceladas, dijo al CPI Emily Widra, analista senior de Prison Policy Initiative.
En el Censo de Estados Unidos, muchos puertorriqueños se identifican como blancos o como negros, ni siquiera como latinos. Esto, y la deficiencia de los datos recopilados por el sistema correccional, impide que se pueda saber con precisión si los puertorriqueño están siendo encarcelados de forma desproporcionada en comparación con otros grupos.
En el caso de las personas negras estadounidenses, la tasa de encarcelamiento para 2021 era cinco veces más alta que la de las personas blancas en cárceles estatales, según The Sentencing Project, una organización sin fines de lucro que investiga el discrimen racial en el sistema de justicia de Estados Unidos y que aboga por la reducción de la población penal.
La tasa de encarcelamiento entre latinos o hispanos (categorías con la que se identifican algunos puertorriqueños) era de más de 400 entre cada 100 mil habitantes, para 2020. Mientras que la de los blancos era de menos de 200, según el Bureau of Justice Statistics del Departamento de Justicia federal. Pero hay una sospecha generalizada entre organizaciones defensoras de los derechos de las personas encarceladas y entre estudiosos del tema, de que el número de latinos en cárceles en Estados Unidos es mayor que el que reportan las agencias gubernamentales.
The Sentencing Project lo adjudica a un problema de inconsistencia cuando se clasifica a la población latina encarcelada: “con frecuencia se cuentan con métodos conflictivos o contradictorios. Por ejemplo, los ‘hispanos’ se miden racialmente como negros o blancos, y no como un grupo distinto”.
Black, White, Hispanic, Other ___
En los seis estados con mayor población puertorriqueña, hay 5,326 hombres y 148 mujeres que nacieron en Puerto Rico y están cumpliendo sentencias que van de un año a cadena perpetua en cárceles estatales, según datos de entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, encontró el CPI.
Pensilvania, el estado en donde se firmó la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos, y hogar del equipo de pelota de Roberto Clemente, los Piratas de Pittsburgh, tiene la mayor cantidad de puertorriqueños nacidos en Puerto Rico cumpliendo sentencias en cárceles estatales: 1,431, a diciembre de 2022. De ese total, 21 eran mujeres. La población boricua en Pensilvania, la tercera más grande en Estados Unidos, es de 466,450, según la Encuesta sobre la Comunidad del Censo de 2021.
En una cárcel municipal de Filadelfia, la ciudad más grande de ese estado, Clay Pizarro, de 49 años y nacido en San Juan, experimentó periodos de aislamiento total cuando estaba encarcelado a la espera de su sentencia. Era el año 2021 y estaban vigentes las restricciones implementadas por la pandemia del COVID-19.
En noviembre de ese año Pizarro tenía una vista sobre su caso. Pero en vez de ser transportado al tribunal lo dejaron encerrado en una sección de la cárcel que fue designada para hacer cuarentena, a pesar de que estaba vacunado y de haber dado negativo al virus. Esto provocó que su procedimiento legal se retrasara por meses, según una demanda de clase por derechos civiles en contra de la Ciudad de Filadelfia que se resolvió a favor de los demandantes.
Pizarro estaba en Riverside Correctional Facility, y temía ser víctima de violencia, porque fue testigo del abuso de guardias correccionales que usaron gas pimienta indiscriminadamente, agredieron físicamente a otros encarcelados y no protegieron a la población penal, según la demanda.
En 2022 Pizarro ingresó finalmente a una cárcel estatal para cumplir su sentencia, convirtiéndose así en una de las 334 personas nacidas en Puerto Rico que entraron a cárceles estatales de Pensilvania tan solo en ese año. En la base de datos públicos de Corrección, Pizarro es identificado como negro.
Al sur, en Florida, cuando tenía 22 años, Ricardo González fue acusado de asesinar a un policía en medio de un robo a un banco que ocurrió en 1992 en Miami. El mismo año fue encarcelado y en 1998 lo sentenciaron a la pena capital. Desde entonces ha apelado su sentencia en varias ocasiones.
En uno de esos intentos por salvar su vida, en 2001, la defensa presentó el testimonio de un neuropsicólogo, quien opinó que, al momento del crimen del que se le acusó, González estaba “bajo una presión mental y emocional extrema porque se crió entre Puerto Rico y Estados Unidos”, por su déficit en el lenguaje inglés, problemas de aprendizaje, necesidad de hacer dinero y una herida cerebral. El estado decidió mantener la sentencia de muerte en contra de González, quien aparece identificado como hispano en la base de datos oficial.
En Florida, la nueva capital de los puertorriqueños en Estados Unidos, había 1,144 hombres y 45 mujeres que nacieron en Puerto Rico cumpliendo sentencias en cárceles estatales para febrero de 2023. De esos, cinco están sentenciados a muerte, entre ellos González. Florida es el segundo estado, después de Pensilvania, en donde hay más boricuas privados de libertad.