Comisión Estatal de Elecciones al tribunal por no dar acceso a la información

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San Juan, PR – La Comisión Estatal de Elecciones (CEE) tiene múltiples peticiones de información relacionadas con los problemas experimentados durante el proceso electoral sometidas por las periodistas del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) Damaris Suárez y Vanessa Colón Almenas, pero no las ha atendido según exige la Ley de Transparencia y Procedimiento Expedito para el Acceso a la Información Pública, por lo cual la organización acudió al tribunal para que se haga entrega de los datos. “Toda la información solicitada es pública y de alto interés para el Pueblo de Puerto Rico. Si se quiere atender la desconfianza de la gente en el proceso electoral, la CEE debe ser transparente y dar la información que se le pide de manera oportuna. La fiscalización de los procesos electorales es esencial en cualquier país para mejorar los procesos democráticos. En este caso, ante un proceso electoral tan atropellado, con tantos retrasos e irregularidades, es indispensable que se apueste a la transparencia para corregir errores”, dijo la directora ejecutiva del CPI, Carla Minet.

Legal Action Filed Against Puerto Rico’s State Elections Commission Over Public Information Denial

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San Juan, PR – The Puerto Rico State Elections Commission (CEE) is under scrutiny for failing to address multiple information requests related to issues during the electoral process. These requests, submitted by journalists Damaris Suárez and Vanessa Colón Almenas of the Centro de Periodismo Investigativo (CPI), remain unanswered despite the requirements outlined in the Transparency and Expedited Procedure for Access to Public Information Act. As a result, the CPI has taken legal action to obtain the requested data. “All the requested information is public and of high interest to the people of Puerto Rico. To address public distrust in the electoral process, the CEE must be transparent and provide the requested information promptly.

Hoy a las urnas, a pesar de la CEE

Estamos a punto de ir a las urnas en medio de la peor crisis en la historia de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE). Una crisis de gobernanza, anclada en la aprobación, con una aplanadora, de un Código Electoral que ha favorecido de manera desproporcionada al Partido Nuevo Progresista ya en dos elecciones consecutivas. Ese nuevo código, combinado con el nombramiento de presidentes de la CEE que no han sabido prepararse para manejar la implementación de nueva tecnología y hacer a tiempo el trabajo de fondo para darnos un proceso limpio y confiable, nos han traído a un punto muy desdichado de nuestra historia electoral. Un momento en que muchos hemos llegado a temer si podremos ejercer nuestro derecho al voto, esencial en los países con aspiraciones democráticas.  

Y es que da miedo no saber si aceptaron tu cambio de dirección, porque nadie te avisa si la plataforma funcionó cuando hiciste el trámite y ya cerraron el proceso. Da miedo que te recusen y no poder defenderte porque no te avisan la fecha para la única vista en la que puedes impugnar esa exclusión del Registro Electoral.

A apoderarnos del proceso electoral

“Quien llega tarde ni oye misa ni come carne”, dice un viejo dicho. La presidenta alterna de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), Jessika Padilla Rivera, no puede demorar más para demostrar que tiene la capacidad y el interés de llevar un proceso electoral limpio si quiere mantener la confianza de los electores en esa entidad. Como enseña el citado refrán, la desidia puede hacer perder lo que con diligencia se ganaría. La CEE, acostumbrada a declarar ganadores y perdedores, parece que en estas elecciones generales podría ser la gran perdedora del proceso electoral. Pero con su fracaso perderíamos quienes apostamos y valoramos el principio democrático de que cada ciudadano tiene derecho a un voto y todos valemos igual en este proceso de elegir a quiénes administran el Gobierno.

“¿Quién votó por mí?”: Más testimonios de irregularidades en el Registro Electoral

A los hallazgos del CPI sobre personas que aparecen votando pese a haber muerto, se añaden testimonios de electores inscritos dos veces y de residentes en Estados Unidos que el Registro Electoral en Puerto Rico dice que participaron en elecciones en las que nunca votaron.